Apro informa que el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, confesó que su encuentro con el Papa Francisco en Roma fue gestionado por el cardenal Norberto Rivera.
En entrevista radiofónica, indicó que hizo la petición en la nunciatura, donde le respondieron muy rápido que decidiera ir a la audiencia pública papal de los miércoles y el tabasqueño aprovechó la ocasión porque tenía ya programada la visita a la Casa de América Latina en París.
“Nos colocaron en un lugar cercano al Papa y, cuando terminó su mensaje, pues es una audiencia general, estuvieron los mineros que quedaron atrapados 70 días en un socavón de Chile. Termina la audiencia, baja a saludar, va a la parte donde estábamos nosotros y saluda. Al principio el pontífice pensó que debía bendecir la medalla (de Bartolomé de las Casas, protector de indígenas en Chiapas), y le aclaré que era para él. Le entregué la carta y un saludo.
“El sábado nos regresamos. Fue el objetivo de este viaje. La importancia que tiene la labor como dirigente moral que está llevando a cabo el Papa Francisco. Tenía yo interés de entregarle un presente, una medallita de fray Bartolomé de las Casas. Se trata de un Papa verdaderamente cristiano”, aclaró López Obrador.
Aunque no descartó una posible reunión en el marco de la visita de Francisco en 2016, recordó que cuando fue jefe de Gobierno capitalino recibió al papa Juan Pablo II en la Basílica de Guadalupe, y se encontró con Benedicto XVI en una misa en Guanajuato, cuando era el tabasqueño era candidato presidencial.
En cuanto a su visita a París, López Obrador aclaró que no se reunió con Marcelo Ebrard, también exjefe de Gobierno capitalino y quien reside en ese país.
“No hubo encuentro con Marcelo… Me preguntaron en la conferencia. No vi a Marcelo, lo único que dije es que está siendo acosado por Peña porque le achacan que fue quien dio la información de la Casa Blanca que supuestamente vendió el contratista de Higa a Peña y su esposa, fue un moche”, denunció.
Y no descartó reunirse “sin problemas” con Ebrard, pues él también padeció la “persecución política” desde su desafuero en 2004.