Al menos 366 linchamientos se han perpetrado los últimos 26 años en diferentes entidades del país, fenómeno que ocurre principalmente en la zona centro-sur, refieren Raúl Rodríguez Guillén y Norma Ilse Veloz Ávila, investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco.
El tema, presente en diferentes etapas de la vida social de México y América Latina, evidencia crisis de autoridad, y en el contexto mexicano forma parte de una crisis del Estado, dicen los académicos del Departamento de Sociología.
La investigación Linchamientos en México: recuento de un periodo largo (1988-2014) detalla que son agresiones y castigos infligidos a personas a quienes se asocia con delitos de gravedad, como robo, atropellamiento, violación o abuso policiaco.
En los 26 años estudiados no hubo uno en que no ocurriera al menos un caso; según el seguimiento en diarios de circulación nacional y locales, se han perpetrado 366 linchamientos en diferentes entidades, lo que da un promedio de 13.6 hechos por año, explican los académicos.
Los picos más altos se observan en 1997, con 27 casos; 2010, con 47, y 2013, con 40. Sumados, son poco más de un tercio del total. Siete de las 32 entidades concentran el mayor número de casos: 296 de 366 (80%): el Estado de México y el Distrito Federal encabezan la lista, seguidos de Puebla, Morelos, Oaxaca, Chiapas y Guerrero.
En contraste, Colima, Nuevo León, San Luis Potosí y Zacatecas no hubo un solo suceso en ese periodo.
Los linchamientos, explican, son faltas cometidas sea por civiles o individuos que ostentan cargos de autoridad. “Se trata entonces de una historia de impunidades, donde el abuso, la prepotencia y la corrupción política o judicial, sumadas a la negligencia de autoridades políticas, expresan también la inoperancia del sistema de administración de justicia”, concluyen.
La investigación determina que el anonimato que permea a la acción colectiva de los linchamientos, sumado a su muy frecuente espontaneidad, le imprimen un carácter altamente violento y pasional que genera en los participantes un sentimiento compartido del “deber cumplido”, al hacer justicia por propia mano.
Es significativo, añaden los académicos, que 266 de los 366 casos son tentativa de linchamiento, pero en 100 se consumó el acto, lo cual establece una razón de 2.7 tentativas por cada hecho consumado, o 73% ante 27%.
De esa manera, la relación de la sociedad con las instituciones se expresa de manera diferente y la caracterizada por la violencia es cada vez más recurrente, aunque también cada vez menos letal.
El análisis refiere que la espiral de violencia coloca a individuos y grupos sociales en situación de indefensión y agravio permanente; y que, mientras no se corrijan las condiciones de injusticia, los casos de acción colectiva seguirán ocurriendo con mayor frecuencia e intensidad.
Fuente: http://www.excelsior.com.mx/nacional/2015/09/20/1046723