El País informa que el Barça se salvó en el último suspiro frente al Leganés en el Camp Nou. Cuando Messi firmó el 1-0 en el amanecer del duelo, parecía que el Barcelona quería borrar rápido de su memoria la goleada que le estampó el PSG en la Liga de Campeones. Pero ni el gol tempranero del 10 sirvió para despertar al Barcelona, dormido de nuevo, esta vez frente a su afición en el Camp Nou.
La hinchada azulgrana se mostró ambigua de arranque, mientras algunos coreaban el nombre de Luis Enrique, otros silbaban al técnico. Sin embargo, tras el empate de Unai López, el público azulgrana perdió la paciencia con sus jugadores, especialmente con André Gomes, pitado cuando dejó el campo reemplazado por Iniesta.
El manchego saltó al campo a falta de 10 minutos, para intentar reconstruir un centro del campo, que en ningún momento circuló la pelota con fluidez. Todo quedó a merced de la inspiración del tridente y de las manos de Ter Stegen impecable hasta en cuatro ocasiones.
El alemán, en cambio, no pudo salvar al Barça en el remate de Unai López. Y cuando todo auguraba otra catástrofe azulgrana, Neymar encaró Mantovani y el defensa lo paró con falta dentro del área. Penalti. Messi cogió el balón y lo mandó con rabia a la red. Ni lo celebró. Tampoco lo había hecho en el primero, no hay nada que festejar en el Camp Nou.