MedioTiempo informa que el corazón también se desgasta y cuando eso pasa llega la debacle. Cuando Marcelo Gallardo avisó que su equipo llegaba lejos de un nivel competitivo no expresó dejo alguno de duda y así fue ante un Barcelona que metió apenas segunda y ganó con un autoritario y disparejo 0-3 su tercer título del Mundo.
A base de traspiés, empujones, “garra” y “coraje”, el equipo River emparejó las acciones durante media hora de partido aunque eso significó tener a sus dos contenciones amonestados y a poner a su portero Barovero como el héroe de ese lapso en el que le sacó un gol cantado a recién aparecido Lionel Messi.
Y es que los “Millonarios” intentaron rebelarse al grado de que su tribuna gritó un par de “olés” al equipo que mejor trata la pelota. Inimaginable. Y entonces el Barcelona despertó.
Alves avisó cuando se fue al ataque, le ganó la espalda a Vangioni y remató machucado, pero en la segunda metió el centro con la mano, Neymar la bajó y Messi, ayudado con su antebrazo derecho, se acomodó la pelota para definir lejos del lance de Barovero que ya nada pudo hacer.
El “Muñeco” movió sus piezas en el medio tiempo pero solo para ayudar a romper el juego.
Busquets se piso el guante en la pierna derecha y metió un trazo excelso a Suárez, quien mano a mano con Barovero, definió de rutina y puso el 2-0.
A Messi le salió la falta de entrenamiento y dejó ir dos claras de gol que luego Neymar y el “Pistolero” se encargaron de reponer con una gran jugada que terminó con remate de cabeza del charrúa para el 3-0 definitivo y que dejó clara la gran diferencia entre los campeone europeos y los sudamericanos.
Los “wow” iban y venían de los aficionados japoneses. Recorte de Neymar, pase de Iniesta, recepción de Messi, disparo de Suárez… todo era asombro en un partido que los últimos minutos los tuvo de exhibición para un Barcelona inrrebatible.
Tal fue la diferencia que Luis Enrique se dedicó a guardar a piezas como Neymar, Mascherano y Rakitic e incluso, Claudio Bravo realizó un par de atajadas colosales para dejar su portería en cero por si eso hiciera falta para marcar aún más la brecha entre uno y otro equipo.