Desde la ventana del avión el mundo parece distinto. Los colores del cielo son más potentes, los amaneceres más impresionantes y las ciudades parecen pequeños enjambres formados por luces. Si eres uno de los viajeros que adoran gozar del espectáculo que se presenta desde la ventanilla del avión, habrás notado el pequeño orificio que se ubica en la parte inferior de esta. Pero, ¿para qué está allí?
Ese aguerjo cumple una función de seguridad muy importante. Cuando el avión alcanza una altitud determinada, la presión de fuera es demasiado baja como para que podamos respirar, por lo que debe crearse una atmósfera artificial para que podamos hacerlo con normalidad (bombeando aire a través de los motores). La diferencia de presión entre el interior y el exterior de la nave es inmensa y debe ser equilibrada. Los cristales de las ventanas están hechos de un material especial y constan de dos láminas (una hacia afuera y otra hacia dentro de la cabina) con un espacio entra ambas. El agujero regula el vacío de en medio, equilibrando la diferencia de presiones.
Se llama “agujero respirador” y, en caso de que un accidente produjera que la lámina exterior se rompa en pleno vuelo, hará que se equilibre y libere la presión, de manera que la velocidad de despresurización dentro de la cabina se reduzca significativamente permitiendo que puedas seguir respirando.
Otro de los objetivos de este agujero es mantener la ventana libre de empañamientos, así los pasajeros pueden seguir disfrutando de la vista.
Fuente: El Nuevo Día