El País dio a conocer que Justin Bieber ha decicido comenzar el año tal y como dejó el anterior: dando el espectáculo. Pero no por su música. El cantante canadiense de 21 años que pasó todo el 2015 de polémica en polémica, protagonizando los momentos más bochornosos, no ha contemplado en sus propósitos de año nuevo dejar a un lado la faceta más rebelde de divo del pop. En este nuevo episodio, Bieber ha sido expulsado de la zona arqueológica de Tulum, en la Riviera Maya, por no respetar unas ruinas de más de 800 años de historia. Las hazañas más antipáticas del artista continúan.
Justin estaba de vacaciones, disfrutando de las playas paradisíacas del caribe mexicano y pensó que podía entrar con una cerveza a uno de los museos que custodia el Instituto Nacional de Antropología e Historia mexicano y cerrarlo para sus amigos. La prohibición de las autoridades no fue suficiente para que el joven artista intentara escalar una construcción maya. Esto acabó por ofender a los responsables del recinto que decidieron expulsar a todos de uno de los enclaves turísticos más visitados de la zona. Y Bieber, que no comprendió con eso por qué le estaban ahogando la fiesta, se encaró con los guardas del lugar, según concretó la delegada del Instituto, Adriana Velázquez Mortett. El organismo no ha querido dar por el momento más información sobre el incidente.
El cantante parece dejar claro que allá donde vaya, le seguirá la polémica. A comienzos del año anterior, un vecino de su casa de Los Ángeles, acusó enfurecido a Bieber de llenar la fachada de su casa de huevos. Otro aseguró que el artista le había escupido y amenazado.
En su gira por Europa no le importó dejar plantados a sus miles de fans en un concierto en Oslo porque no entendían que en mitad de una canción tenía que limpiar el suelo. Unos días antes, hizo unaespantá similar en mitad de una entrevista de los 40 Principales.
A los 21 años no ha vivido una adolescencia normal. Desde los 13 tiene detrás a un ejército de millones de fans que se hacen llamar believers, con más de 68 millones de seguidores sólo en Twitter, tiene más influencia en redes que Barack Obama o el Dalái Lama, según un estudio publicado por The Observer.
Detrás de esta faceta de niño rebelde, el artista ha sido considerado uno de los músicos más reconocidos por la crítica musical con su reciente Where are Ü Now, transformando así su carrera para abandonar las canciones más ñoñas y destacar en el mundo de la electrónica de baile. Una madurez musical que parece ser la única que le importa.