Semana dio a conocer que las reglas sociales son dinámicas. Hace 15 años ni siquiera se consideraba la idea de que sacar el celular en la mesa fuera un acto de mala educación. Ahora, un estudio revela que el 82 % de los usuarios critica el uso de teléfonos inteligentes en reuniones con amigos o colegas, pero el 89 % aceptó que tiene ese mal hábito (Ver: Celular en reuniones: todos lo odian, pero todos lo hacen).
Ese es sólo un ejemplo de que hoy en día nos comportamos distinto y de que las convenciones sociales se han alterado. Publicar lo que nos gusta, nuestros logros, sentir gratificación a través de comentarios y likes también son factores que modifican la vida en la comunidad virtual y en la física.
Un artículo publicado en el diario El Clarín de Argentina presenta un diagnóstico de estos nuevos tiempos y cataloga a los jóvenes como la ‘generación ego’, en la que la individualidad, el narcisismo y la falta de autoridad son el centro de la escena.
Sin duda, con las redes sociales la imagen personal cobra cada vez mayor influencia. Muchas personas llegaron a la fama gracias a la forma como decidieron mostrarse en las redes sociales y en la actitud que tomaron: ya fuera publicando opiniones políticas, chistes, mostrando los aspectos más cotidianos de sus vidas, etcétera. Es la nueva carta de presentación.
Es un hecho que para destacarse social y profesionalmente hoy en día se requiere dar un uso particular a las tecnologías. Los jóvenes ya no se conforman con ser sujetos pasivos de marcas y empresas, tienen a su alcance producir contenidos e imponer sellos personales. De ahí que existan por ejemplo los ‘youtubers’, jóvenes que se han convertido en celebridades por mostrar distintos talentos o facetas de su vida a través de un canal personal de Youtube.
Menos obedientes, más arriesgados
Pero además del narcisimo, el ‘marketing personal’ y el individualismo que provocan las redes sociales, hay un efecto que había pasado inadvertido: la autoridad. Según Cecilia Arizaga, directora de la carrera de Sociología de la universidad UCES en Buenos Aires, “antes vivíamos en la obediencia; hoy, la propia sociedad te pide iniciativa individual, ser uno mismo, tener proyectos, ser espontáneo y sensible a los nuevos productos”.
“Esa dinámica exige tener una identidad fuerte y diferenciada. Algo egoíca. Se retroalimenta: El mercado estudia los gustos de los jóvenes y desarrolla productos que acentúan esos gustos”, anota Ezequiel Viéitez, autor del artículo ‘Generación Ego: se impone sin jefes, reglas ni pudor’.
Lo que queda demostrado es que el individualismo y la independencia cobran cada vez más importancia en las nuevas generaciones. Una encuesta a 800 estudiantes universitarios de Capital y GBA que publicó la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) en junio pasado, señaló que seis de cada 10 prefieren “ser jefes o un trabajo autónomo, para no depender de nadie”.
La nueva fuerza
Aunque todavía no existe consenso sobre las fechas de esta generación, algunos estiman que entran en ella quienes nacieron entre 1995 y mediados de la década del 2000. Ya hay más de 2.000 millones de adolescentes y jóvenes que hacen parte de esta población (cerca de la cuarta parte de la población mundial) caracterizada por vivir con el internet.
“Esta generación no es como la de nuestros padres, a quienes les decían qué estudiar y ellos lo hacían. A estos jóvenes les interesa más construir su propio proyecto de vida y es algo que están logrando a partir de herramientas como la personalización, que ya está ocurriendo”, dice para el diario El Tiempo Hernán Aracena, cofundador del portal en internet Oja.la, que ofrece cursos sobre programación para computadores, celulares inteligentes y tabletas.
Según una encuesta de la agencia JWT, más de la mitad de los nativos digitales piensa que la vida social ocurre en el mundo de las redes sociales. El 84 % de ellos tiene cuentas en redes como Facebook, Instagram, Whastapp, Snapchat o Twitter.
Lo que es un hecho es que el mundo que conocieron sus padres y abuelos no es el mismo de ellos. No sólo porque existe uno nuevo virtualmente, sino porque se resisten a aceptar el que les dejaron.
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