El Vaticano había confirmado que la salud del papa emérito, de quien se publicaron muy pocas fotografías en los últimos años, se había deteriorado y permanecía bajo supervisión médica
Dos de los casos implican a clérigos que cometieron varios abusos probados, incluyendo por los tribunales, pero se les permitió seguir con sus obligaciones pastorales, según Pusch
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