Paciente y esmeradamente, los priístas construyen lo que parece su inevitable derrota para 2018. Las acusaciones de amenazas, acuerdos inconfesables y traiciones retumban en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la tarde de este martes no fue la excepción, cuando, ante integrantes del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), los poblanos soltaron -casi de manera unánime- una cascada tupida de quejas y denuncias contra el subsecretario de la SEDATU, Juan Carlos Lastiri Quirós, por el madruguete que dio hace un par de semanas, para presionar a las dirigencias estatal y nacional a que, a través de una consulta a la base, lo unjan candidato a la gubernatura. A diferencia de otras ocasiones, ahora hubo nombres y apellidos de operadores lastiristas que están condicionando apoyos del gobierno federal al respaldo a su proyecto. La voz fue una: que el CEN ponga ya orden en la casa.
En la comida privada, previa a la Asamblea Estatal del PRI, la voz cantante y provocadora la llevó el ex gobernador de Oaxaca, José Murat Casab, presidente de la Fundación Colosio, quien pidió a los presentes, presidentes municipales y de comités, algunos delegados federales, así como legisladores, que expusieran sus demandas y diagnósticos.
Eso sí, muy a su estilo, con esa voz ronca que parece que arrastrara un desvelo con tonalidades etílicas, Murat les advirtió que si hacían denuncias, deberían estar acompañadas de nombres y apellidos.
Fue entonces que comenzó el temporal contra Lastiri por adelantarse a los tiempos y desatar la franca ruta a la división del partido que de por sí está débil.
Amenaza, aseguran.
Condiciona apoyos federales, de los que dice tener las riendas gracias a la complicidad de su jefa, Rosario Robles –presente este martes en Puebla como parte de la gira de Enrique Peña Nieto-.
Hubo coincidencia en que eso no debe consentirse.
Varias voces pusieron el dedo a Francisco Ayala y a Alberto Amador Leal, como los operadores más agresivos del subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda.
El primero subdirector de Programas Regionales y el otro director de Desarrollo Regional de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).
Para acabar pronto, la denuncia que tiene implicaciones graves y hasta penales, por tratarse de condicionamiento de programas y peculado electoral, fue reiteradamente presentada ante Murat.
El oaxaqueño no reparó en eso y desdeñó las acciones de Lastiri, convenientemente ausente en la reunión, al igual que el delegado de la Sedesol, Juan Manuel Vega Rayet, quien asimismo fue tildado de “traidor”, por dar puñaladas traperas a sus correligionarios y exigir en público la renuncia de Jorge Estefan Chidiac como dirigente estatal del PRI.
“A ese déjenlo -dijo Murat de Lastiri-. Está perdiendo el tiempo, porque el método (de selección de candidato) lo define el Consejo Político Estatal”.
Luego vinieron las quejas de siempre.
Esas que no pueden faltar en las reuniones de los priístas poblanos, auténticos caníbales profesionales.
Esas que siempre acompañan con platones de dulces típicos que entregan a los visitantes, y que también tuvieron que tragarse con cara de bostezo el senador Arturo Zamora, dirigente de la CNOP; la senadora Diva Gastélum, ex presidenta del OMPRI; Carlos Iriarte, secretario de Organización del CEN; José María Tapia, secretario de Acción Electoral y el mismo José Murat.
Que necesitan apoyo del CEN, ese que nunca llega, por cierto –y menos en año electoral-.
Que urge respaldo para los alcaldes priístas que son presionados con la aprobación de sus cuentas públicas.
Que se debe castigar a los traidores.
Que si esto, que si lo otro y que si aquello…
La reedición de los eternos lamentos.
Vino luego el que debió ser el momento climático, pero que apenas tuvo una tibieza menor que una leche para párvulos: la presentación del nuevo delegado del CEN.
Se trata del zacatecano José Olvera Acevedo, un experto en derrotas, de las que suma una tras otra, desde que en 1998 fue derrotado por el hoy morenista Ricardo Monreal Ávila, en la gubernatura de su estado.
Fue recibido con desgano por los poblanos, quienes tienen en la memoria el episodio del que fue protagonista, el “monrealazo“, pues Monreal dejó el PRI para ganarle.
La analogía es desafortunada para Puebla, que vivió un “morenovallazo“.
Así, los poblanos celebraron ayer su asamblea estatal, rumbo a la XXII Nacional que tiene cita el 12 de agosto.
Se ven irremediablemente afligidos.
Divididos.
Extraviados.
Con dedicación y perseverancia, pareciera que hasta con precisión quirúrgica, vienen construyendo su derrota.
En eso han demostrado particular eficacia.
Desde 2010.
Pasando por 2013.
Sin olvidar el 2016.
Y contando…