Cómo olvidar los tuits de aquellos lodos. Cómo no recordar al fausto Fernando Manzanilla de 2012, ensalzando los postulados de Acción Nacional (PAN) en sendos textos –entregados en dos partes- en el periódico Excélsior.
A un entusiasmado secretario General de Gobierno tuiteando las líneas que esgrimió como argumentos, dijo, para tomar la decisión de afiliarse al blanquiazul. “¿Por qué el PAN?” y “El renacer de México y el PAN”, los tituló.
“Me sumé a un gran partido en un momento de derrota. Pero en democracia, ni las victorias ni las derrotas son para siempre. Acción Nacional tiene un origen honesto y justo. Origen es destino”, escribió en el primero.
Cómo no divertirse con la zalamería tuitera que provocó en Jesús Giles y el efusivo agradecimiento de Fernando Manzanilla.
“Muy bueno, recomendable leer”, dijo el ahora dirigente del PAN en Puebla; “un honor que me hayas leído”, contestó, obsequioso, el entonces funcionario.
En noviembre de 2012, no pocos, incluyendo encuestas y columnistas, veían en Fernando Manzanilla al favorito para quedarse con la candidatura para la presidencia municipal de Puebla, pero no fue así. Se quedó sólo como el coordinador de la campaña de Puebla Unida, que postuló a Tony Gali Fayad.
Esto provocó el escozor de varios, entre ellos Violeta Lagunes, quien mostró su rechazo en la red social por su parentesco con el gobernador, Rafael Moreno Valle, e incluso dijo que Manzanilla –el de Las Grandes Noches en un Departamento de Polanco- podría operar a favor del priísmo en Puebla.
“Todo mundo dice que va a operar para (Enrique) Agüera, investiguen, no lo veo descabellado”, escribió la ex morenovallista en su cuenta.
Ya todos saben lo que pasó el pasado domingo. Twitter dio fe una vez más de que los tiempos y las circunstancias cambian, y que la congruencia, faltaba más, es maleable. Y selectiva. Y acomodaticia. Y cínica. Y asquerosamente convenenciera.
Fernando Manzanilla, quien fuera el boyante secretario General de Gobierno, a tuitazos provocó a Giles. Ahora, con tufo pejista, el cuñado incómodo siguió reconociendo que el PAN es un gran partido, pero de pronto recordó una supuesta traición de Moreno Valle, su entonces jefe, contra el panismo.
(Eso sí: sin pruebas).
Giles ya no recomendó a los tuiteros leer a Manzanilla.
Mejor mostró una imagen de éste junto a Andrés Manuel López Obrador para tacharlo de traidor y cobarde.
Manzanilla, claro, ya no le dijo a Giles que era un honor que atendiera sus textos. Lo que sí le dijo es que era incongruente.
Y en el fondo, en una esquina tuitera lejana, Violeta Lagunes dejó en el 2012 el rechazo para aplaudir y decirle a Manzanilla que ella y muchos panistas lo respetan y valoran.
Qué hermosura.
Qué ternura.
Qué escena.
Son tuits de ahora y de aquellos lodos, que desnudan, lo quieran o no, las contradicciones de los próceres de hoy.
Diría el clásico marinista:
“¡Qué asquerosidad es esto!”.