La puntilla que le faltaba a Blanca Alcalá Ruiz, en lo que se anuncia como su derrota este 5 de junio, llegó finalmente e, irónicamente, desde su mismo partido y desde la Ciudad de México. El poderoso secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, orquesta desde hace unas semanas una rebelión de alcaldes poblanos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), con el argumento de que han sido soslayados de las tareas de apoyo a la candidata y que no reciben recursos para operar, por supuesto soterradamente y violando la ley, a favor de la senadora con licencia.
A través de Juan Carlos Lastiri Quirós, el millonario subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Sedatu, el ex gobernador de Hidalgo opera la desbandada priísta de respaldos para Blanca Alcalá y con dedo inquisidor se cura en salud y prepara el consabido “se los dije”, en la elección de Puebla.
El viernes pasado, un grupo de 12 alcaldes afines a Juan Carlos Lastiri acudió a una cita, gestionada desde esa esfera, con el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del tricolor, Manlio Fabio Beltrones Rivera, para quejarse de la exclusión y de que no bajan los apoyos que suponen deben tener para favorecer en sus territorios a Alcalá.
Encabezados por David Huerta, alcalde de Tepeaca y quien se ostenta como “coordinador” de los 83 presidentes municipales del PRI en la entidad, acudieron al edificio de Insurgentes para despotricar contra la abanderada y su equipo, además de quejarse de que no hay apoyo desde el centro.
Estuvieron, entre otros, Onésimo Téllez, de Tecali de Herrera; Mely Macoto, de Coronango; Marisela Ramos Jiménez, de Atzitzihuacan; Carlos Alberto Morales Álvarez, de Huejotzingo; Rigomar Martínez Morales, de Zaragoza, y Néstor Camarillo Medina, de Quecholac.
No es la primera vez que Lastiri envía a los alcaldes de su grupo, quienes por cierto han sido los más favorecidos con recursos federales desde que él estaba en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), a armar pleito y sembrar división en el PRI.
En agosto de 2014, la mayoría de ellos dieron una conferencia de prensa para quejarse amargamente de la llegada de Ana Isabel Allende a la dirigencia del tricolor.
El tema era inconformarse por “no ser tomados en cuenta” y dejar a Juan Carlos Lastiri en posición de negociar posiciones para su causa.
El chantaje aquella ocasión no funcionó, porque la convocatoria fue famélica. Aquí dimos cuenta de ello:
http://www.pueblaonline.com.mx/garganta_prof/?p=6862#.VzjFBZF97IU
Aquel intento de rebelión fue encabezado por el mismo David Huerta y asistieron, como a la reunión del viernes con Manlio Fabio Beltrones, también Carlos Alberto Morales Álvarez, Rigomar Martínez y Maricela Ramos, por mencionar a cuatro. De ello dieron cuenta puntual otros medios también, como El Sol de Puebla.
Hoy, Lastiri, quien es gente cercana y operador de Osorio Chong, además ha sido relegado de los premios de consolación que repartió Blanca Alcalá, por adelantado -grave error-, a otros aspirantes a la gubernatura y además se ha mantenido sospechosamente alejado de ella y sin brindarle apoyos, ni él ni su grupo.
¿Instrucción desde Bucareli?
Está visto que sí.
La claridad de la intención de Osorio, a través de Lastiri y de éste a través de sus alcaldes lacayos, fue anunciar al CEN de su partido las condiciones adversas y la imposibilidad de que gane Blanca Alcalá.
Como reza el dicho popular, fueron a “curarse en salud” ante Manlio Fabio Beltrones, con la advertencia de que la derrota no será culpa de ellos, ni producto de una traición, pues están más que puestos, pero no les hacen caso en el equipo de Blanca Alcalá, que se supone encabeza Alejandro Armenta Mier, quien no fue siquiera tomado en cuenta por David Huerta, líder aparente de esta rebelión-acusación-advertencia, a pesar de que es el diputado federal del distrito de Tepeaca.
Osorio, sin hacer un gran show y sin despeinarse, dejó a Puebla y a Alcalá ahogarse sola. No contribuyó, a diferencia de Veracruz, en la construcción de su eventual triunfo, pero en cambio, con su desdén y a través de Lastiri, cómo ha aportado a su derrota.
El mismo Manlio Fabio Beltrones fue quien, a través de Twitter, reveló con una foto la reunión que se presumía privada, para de alguna forma dejar patente lo que ocurrió y meter ruido en Puebla.
En la lucha Manlio contra Osorio, pareciera que el hidalguense ha ganado, con su contribución a la derrota en Puebla, la partida que tiene como premio, al final de las batallas electorales de este 2016 y 2017, la candidatura presidencial del PRI en 2018.
¿O me equivoco?