MEGACOALICIÓN MORENOVALLISTA: LA CLAVE FUE EL SNTE

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Si bien el mérito hay que atribuirlo a la operación de alto nivel llevada a cabo por el gobernador Rafael Moreno Valle, la sorpresiva consolidación de la megacoalición electoral PAN-PANAL-PT-PSI-CCP no hubiera sido posible sin la decidida voluntad de los dirigentes de las secciones 23 y 51 del SNTE, Emilio Salgado Néstor y Jorge Luis Barrera de la Rosa, sobre todo este último.

Y es que, contra viento y marea, ambos se mantuvieron firmes en sus acuerdos con Casa Puebla y con el ex alcalde Tony Gali, y resistieron las presiones, que las hubo por montones, para obligarlos a aceptar que el Partido Nueva Alianza, ligado íntimamente al magisterio, se sumara al PRI en la elección poblana de este 2016.

Más de una vez los líderes del SNTE recibieron mensajes sicilianos por parte de emisarios del dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y del subsecretario de Gobierno de la Segob, Luis Miranda Nava, en el sentido de que ir con Moreno Valle equivaldría a “traicionar” al presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

Pese a la advertencia, en especial Barrera de la Rosa fue firme a la hora de mantener su postura y de advertir que lo sentía mucho, pero el SNTE ya había llegado a un acuerdo con Tony Gali desde hace meses y que la sección 51 iba a respetar su palabra.

Hay que decir que Gali nunca descuidó su relación con Salgado Néstor y Barrera de la Rosa, a quienes siempre dio su lugar, ponderando y respetando su peso político específico. Y en política, todo cuenta, todo suma, sobre todo a la hora de las grandes definiciones.

En septiembre de 2015, el entonces alcalde de Puebla se tomó una tarde para asistir a la “Reunión de la Unidad, Orgullo y Compromiso de ser Maestro”, donde convivió (hasta cantó) durante varias horas con los líderes sindicales y los profesores, y confirmó en los hechos que puede ser un gran aliado suyo. A diferencia de otros actores, siempre los recibió y siempre los atendió personalmente; no les mandó emisarios ni “los saltó” yendo a negociar solo con la dirigencia nacional del magisterio.

También es cierto que en el largo y difícil proceso de negociación de la megacoalición, Salgado Néstor y Barrera de la Rosa nunca estuvieron solos, en todo momento recibieron el apoyo de sus dirigentes nacionales, quienes tampoco flaquearon.

En ese sentido, fue muy, pero muy importante la reunión que aquí en Puebla sostuvo el pasado 11 de febrero el gobernador Moreno Valle con los profesores Alfonso Cepeda Salas y Salvador Montecinos Alcaraz, representantes del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, de las secciones 51 y 23, respectivamente.

Número tres en la jerarquía nacional del magisterio, Cepeda vino a entrevistarse y a negociar directamente con Moreno Valle con la representación del presidente del Consejo General Sindical, Juan Díaz de la Torre, un puente de primer nivel para poner las cartas sobre la mesa de Casa Puebla y cerrar los acuerdos.

¿Qué negoció el SNTE con el virtual candidato de la megacoalición “Sigamos Adelante?

Tres cosas básicamente: 1) un par de espacios en el gabinete de Tony Gali, incluyendo la Secretaría de Educación Pública; 2) el pago pendiente de adeudos al magisterio por parte del gobierno del estado, así como una serie de estímulos e incentivos millonarios para los profesores poblanos, y 3) la permanencia de Gerardo Islas Maldonado al frente de la dirigencia estatal del PANAL, al menos hasta el 6 de junio próximo.

Otra historia estaríamos viendo si no hubiese ocurrido en el pasado mes de enero un punto clave: la ampliación del periodo de Barrera de la Rosa hasta enero de 2017.

Fue una decisión importantísima, pues un cambio en la secretaría general de la sección 51 del SNTE hubiese tirado por la borda las negociaciones en curso con el morenovallismo, que se terminaron de concretar hace apenas unos días en una reunión privada en Atlixco, en la que estuvieron presentes tanto Moreno Valle y Gali como Emilio Salgado y Jorge Luis Barrera. Seguramente con otros dirigentes de las secciones 23 y 51, el PRI hoy estaría festejando su alianza con el PANAL.

Para que el PANAL le dijera que no al PRI, mucho ayudó, claro, que el dirigente nacional del Partido Nueva Alianza, Luis Castro Obregón, también privilegiara sus acuerdos con el gobernador de Puebla, por encima de los ciertamente existentes con el PRI y la Secretaría de Gobernación federal.

“Nueva Alianza va a negociar primero con sus gobernadores, con los que llegaron al poder con nuestra ayuda, como es el caso de Puebla, y después con los demás gobernador con elección este año”, fue la postura que mantuvo de principio a fin durante sus reuniones con Luis Miranda.

Castro Obregón recibió toda clase de presiones, públicas y privadas.

Entre las primeras, están las ejercidas por el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, quien intentó ponerlo entre la espada y la pared al filtrar a sus columnistas favoritos (Ciro Gómez Leyva dixit) que Castro Obregón se encontraba ante el gran dilema de traicionar al presidente Peña Nieto o a Moreno Valle.

Pero el dirigente de Nueva Alianza nunca se dobló ni se atemorizó, y pese a lo que ya se celebraba en el bunker de Blanca Alcalá, sostuvo su palabra y apeló a la congruencia: “El PANAL ya fue con Moreno Valle en 2010 y 2013”, planteó Castro Obregón al más alto nivel del poder federal; “¿por qué no va a ir con él otra vez en 2016? Puebla es un caso aparte y se decide aparte”, dijo.

Tanto desconcierto causó el hecho de que el PANAL-SNTE se la va a jugar con el gobernador poblano, que hubo voces priístas que pretendieron leer una traición a los “acuerdos” entre Los Pinos y Elba Esther Gordillo, la fundadora del partido magisterial y otrora madrina política de Moreno Valle, actualmente presa.

Pero este miércoles la especie cayó por su propio peso al darse a conocer que un juez le concedió el derecho a seguir su proceso penal desde su hogar, tras argumentar que su estado de salud es delicado y su edad, avanzada.

Si bien el gobierno federal va a impugnar la decisión del juez, no hay que confundir la gimnasia con la magnesia ni buscarle tres pies al gato.

La megacoalición morenovallista no pasó por esa pista; fue producto de una fina operación política por parte del gobernador de Puebla y de la decidida voluntad de las secciones 23 y 51 del SNTE, así como de la labor silenciosa, pero determinante, del principal beneficiario del acuerdo: Tony Gali.

De más está decir la importancia política y electoral del PANAL-SNTE. Su estructura y capacidad de movilización antes, durante y después de cada elección, son determinantes para inclinar la balanza. Quedó claro en 2010 y se confirmó en 2013. Seguramente en este 2016 volverá a influir en el resultado de la elección.

Lo que pasara con Nueva Alianza y el magisterio, y con quien se coaligara, era una de las señales que esperaba el círculo rojo, la “comentocracia” pues, para más o menos vislumbrar el rumbo de la lucha por la minigubernatura de Puebla.

No se ha dicho, claro, la última palabra, pues falta que corra mucha agua bajo el río de aquí al 5 de junio, pero el hecho de que el PANAL no vaya en coalición con el PRI es una pésima señal (¿ya se negoció Puebla?) y una mala, pero muy mala noticia para Blanca Alcalá, quien ya hacía cuentas y daba por hecho que el magisterio caminaría a su lado –o al menos eso le aseguraron en el PRI y en Bucareli-

No es ocioso, ante este escenario, volver a preguntar: ¿de verdad la está apoyando el gobierno federal, o más bien todo es una puesta en escena en la que los engaños, las simulaciones, las verdades a medias y las mentiras completas forman parte de la historia?

gar_pro@hotmail.com

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