El pasado domingo, por solo tres votos de diferencia, Gabriel Biestro se hizo de la presidencia estatal del Partido Movimiento por la Regeneración Nacional (MORENA) y su grupo a punto estuvo de perder el control de dicho instituto político.
A pesar de los recorridos que llevaron a cabo por los diferentes distritos electorales Fernando Jara y Biestro, para convencer a los delegados del primer Congreso de MORENA, de votar por ellos para la presidencia y secretaria general, los congresistas estuvieron muy cerca de dejarlos fuera de la jugada.
Y es que Carlos González Feria, así como varios delegados de Puebla, Cuautlancingo y Tepeaca, entre otros comités municipales, no estuvieron de acuerdo con los métodos y la formas de trabajar del grupo que encabeza Fernando Jara, puesto que son quien han usurpado el control de MORENA y el manejo del padrón de los militantes, además de disponer de las candidaturas, los recursos económicos y las negociaciones a “oscuritas” que llevan a cabo.
Biestro Medinilla es un dirigente oscuro y sin presencia en el interior del estado; jamás ha organizado o encabezado algún movimiento social; su único mérito es sentirse promotor y fundador de MORENA Puebla; vaya: nunca de los nuncas ha cuestionado de fondo al régimen de Enrique Peña Nieto y mucho menos al gobierno de Rafael Moreno Valle. Se piensa un intelectual “de izquierda” y no cuenta con ninguna agenda política o proyecto político para impulsarlo en Puebla rumbo al 2016 y 2018.
De hecho, dicen que la corriente de Jara y Biestro no se quedarán con el control total de MORENA, debido a que la secretaría general quedó en manos de un militante universitario de Tepeaca y la presidencia del consejo estatal, en las de un viejo militante de Cuautlancingo, así como varias secretarías en donde están miembros cercanos al diputado federal Rodrigo Abdala, pieza del verdadero tatiasca del partido en Puebla: el senador y ex gobernador, ahora “demócrata”, Manuel Bartlett.
Y lo más importante: los más de 3 millones de pesos que les entregarán para el proceso del 2016 ya no los podrán manejar de forma unilateral Jara y Biestro, pues serán discutidos en el nuevo comité estatal.
Por lo tanto, ahora que llegue de nueva cuenta Andrés Manuel López Obrador a Puebla, en una gira que comenzará el 5 de noviembre próximo, por varios municipios del estado, el nuevo dirigente estatal tendrá que demostrarle al caudillo su capacidad de movilización y convocatoria.
Además tendrá que decirle la verdad sobre el trabajo político del promotor del “pueblo bueno”, Abraham Quiroz Palacios, quien no prende ni en su colonia, puesto que a las reuniones que convoca no pasan de cincuenta los asistentes. El precandidato a la minigubernatura y el grupo de viejitos que lo asesora, como Humberto Sotelo, Sinar Suarez, Abelardo Cuéllar, María Eugenia Ochoa y Lázaro Vázquez, entre otros, no salen de la ciudad y de algunas presentaciones muy marginales.
Si MORENA quiere verdaderamente competir y ganar el espacio político que ha abandonado el triste PRD poblano, tendrá que cambiar y buscar otro buen aspirante para el 2016. Quiroz Palacios podrá ser un estupendo psicólogo social y presentador de sus libros, pero no tiene imagen política y presencia social y mediática.
Pero quienes conocen a López Obrador y de su necedad y formas autoritarias sobre las decisiones que se toman en MORENA y que nadie las puede rebatir, sabrá que no bajará al profesor de psicología y por eso viene a Puebla para darle más apoyo.
Sus seguidores y sus militantes poblanos saben que siguen dependiendo de la marca e imagen de AMLO, que sin su presencia al siguiente día desaparecen de la geografía política en Puebla, que poco a poco están perdiendo el importantísimo capital electoral que ganaron en el 2015 y que en el fondo sólo van a terminar beneficiando al PRI y al PAN en la elección de minigobernador de 2016.
Tales son las cuitas de MORENA.
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Cuentan que este martes los diputados federales del PRI aprobaron donar cada uno tres días de dieta a favor de la Cruz Roja Mexicana para apoyar las tareas en beneficio de los damnificados por el huracán “Patricia” en los estados de Colima, Jalisco y Nayarit.
Pero con la novedad de que hubo dos que se abstuvieron, es decir, técnicamente se negaron a sumarse a semejante acto de generosidad.
Los dos poblanos, vergonzosamente.
¿Sus nombres?
Alejandro Armenta Mier.
Charbel Jorge Estefan Chidiac.
Así quedó consignado en el tablero de votaciones de San Lázaro.
De (auténtica) pena ajena.
Porque como diría el clásico: no se vayan a quedar pobres.