Son tres los poblanos más cercanos al virtual nuevo dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, sabiamente bautizado como “Don Beltrone”, el nuevo Padrino –así, con mayúsculas- de la bufalada tricolor: el empresario Ricardo Henaine Mezher, el ex gobernador Melquiades Morales Flores y el diputado federal Enrique Doger Guerrero; en ese orden, en un círculo de 360 grados que va de la amistad a los vínculos de poder político y económico.
Beltrones, quien en los hechos fungirá como una especie de “vicepresidente” del país, a despecho del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pues ahora los factores de poder tendrán más interlocución a través del partido que a través del gobierno mismo -aunque esa es otra historia-, es amigo, pero muy amigo de Henaine desde tiempos inmemorables.
En diciembre pasado fueron en viaje de familia de vacaciones a Las Vegas, lo cual da una idea exacta del grado de cercanía.
Aunque la animadversión que Beltrones tiene hacia el mandatario Rafael Moreno Valle no es de ahora –de hecho viene desde que Melquiades Morales era gobernador y el actual huésped de Casa Puebla, secretario de Finanzas y Desarrollo Social-, Henaine se ha encargado de echar más leña a la hoguera desde el primer día de este sexenio, cuando como primer acto de gobierno se anunció que le quitarían el predio donde estuvo su parque de diversiones “Valle Fantástico”, el mismo que en breve albergará al Museo Internacional Barroco, una larga disputa legal y política que sigue causando controversia.
Henaine siempre recurrió al influyente Beltrones para tratar de parar la acometida gubernamental y de revertir lo que siempre ha considerado un despojo. Por lo menos una vez, incluso, se reunieron en privado Beltrones y Moreno Valle para abordar el tema. En los peores días del enfrentamiento, Beltrones intercedió por su amigo y el gobernador se comprometió a no encarcelar al empresario –como era inminente- a cambio de que éste respetara lo que en última instancia dictara la justicia federal en torno al caso; si el gobierno perdía, regresaría el terreno y pagaría una compensación, pero si ganaba, esperaba que Henaine aceptara que había perdido y dejara el asunto en paz. Como se sabe, el gobierno ganó, pero Henaine nunca quedó conforme, entre otras cosas porque también le quitaron el edificio que tenía en comodato para las operaciones de su periódico y el control del Aeropuerto de Huejotzingo, obligándolo a salir –literalmente- de Puebla; en su exilio siempre tuvo a un fiel soporte político, un hombro sobre el cual llorar las penas: su amigo “Don Beltrone”.
Si la noticia de la llegada de Beltrones a la dirigencia priísta no cayó precisamente bien en Casa Puebla, en parte se debe a esta fuerte relación entre el empresario antimorenovallista y el nuevo mandamás del tricolor, uno de los políticos más hábiles y duros del sistema, un enemigo de verdadero peso; un estratega que no sabe hacer concesiones en el terreno político y electoral y que tal vez por eso, entre otras cosas, fue elegido por el presidente Enrique Peña Nieto para encabezar el PRI, ante los retos electorales del 2016, cuando Puebla tendrá elección.
El ex gobernador Melquiades Morales Flores es sin duda el segundo poblano más cercano a “Don Beltrone”, por más que su hijo, Fernando Morales Martínez, actual subsecretario en el gobierno de Moreno Valle, pretenda autoproclamarse como tal.
Lo cierto es que Fernando, por intermediación de su papá, le debe a Beltrones sus primeros pasos –y puestos- en la política, pero con el tiempo se fue alejando de su padrino y más cuando decidió pasarse al bando morenovallista, traicionando al PRI, toda una afrenta para el nuevo dirigente del partido. Fueron, sí, muy, muy cercanos, pero ahora la distancia entre Fernando Morales y Beltrones, de quien llegó a ser secretario particular, es como la que existe entre el cielo y la tierra.
Muy diferente a la vieja relación entre Melquiades Morales y Beltrones, afianzada recientemente cuando coincidieron en el Senado de la Republica y el poblano se convirtió en una especie de mano derecha del sonorense, a la sazón líder de la Cámara Alta.
Como gobernador de Puebla, Melquiades Morales otorgó jugosos contratos a su amigo Beltrones a través de su empresa aregional, una consultora especializada en temas económicos. Desde antes, desde entonces, hay profundo respeto mutuo y enormes coincidencias políticas entre ambos. Viejos lobos de mar, los unen las complicidades del poder y los códigos escritos, y los no escritos, del sistema priísta, hoy más vigente que nunca.
De hecho, no sería nada extraño que Melquiades Morales, muy cercano a su vez al régimen morenovallista –para el que trabajan su hijo, su sobrino y su yerno, entre otros-, sea el puente de plata que utilice o intente utilizar Moreno Valle para, en su momento, llegar hasta Beltrones, sobre todo cuando se acerque la hora de las definiciones por el 2018, un juego para el que los dos están más que anotados, “Don Beltrone” hoy más que nunca gracias a su arribo a la presidencia del CEN del PRI.
Un tercer poblano cercano a Beltrones es, pese a lo que dicen sus críticos, es el ex rector de la BUAP y ex presidente municipal de Puebla Enrique Doger Guerrero, quien ha coincidido con él, el coordinador de los diputados federales, en
San Lázaro.
De ser un desconocido para el gran operador legislativo del PRI, Doger pronto supo darse a notar en su entorno, a grado tal de recibir por parte de Beltrones sendas comisiones políticas tanto fuera como dentro de la Cámara; una de ella, quizá no la más importante pero sí la más reciente, ser representante suplente del Poder Legistivo ante el Instituto Nacional Electoral (INE).
De ninguna manera Doger es amigo íntimo o incluso miembro de la burbuja beltronista, pero sí un diputado bien valorado por Beltrones, quien sin duda le ve futuro en el estado de Puebla.
No es casual que se afirme que el diputado Doger es tal vez el aspirante del PRI a la minigubernatura del 2016 que sale más fortalecido con el “dedazo” presidencial a favor de “Don Beltrone”, pues sus posibilidades se consolidan y aumentan dado el grado de cercanía.
No obstante, no es con base a las amistades o a las simpatías como Beltrones suele tomar sus decisiones. Si Doger va a ser el candidato del PRI lo será porque, en opinión del dirigente del PRI y del propio Peña Nieto, reúne las cualidades y las condiciones suficientes para poder ganarle al candidato de Moreno Valle, el alcalde Tony Gali. De lo contrario, la decisión favorecerá a la senadora Blanca Alcalá, al subsecretario Juan Carlos Lastiri, al diputado federal electo Alejandro Armenta, al muy marinista delegado de la Sagarpa, Alberto Jiménez Merino, o a cualquier otro u otra en la carrera.
Doger guarda una estupenda relación con Beltrones y ha querido ser prudente para evitar herir susceptibilidades, pero eso, lo sabe, no es ni será suficiente. Está en el radar de “Don Beltrone” y eso, eso ya es mucho decir.