Perversas e inconfesables razones, que remiten única y exclusivamente a intereses de carácter económico, se esconden detrás del “movimiento” que viene oponiéndose al Parque de las 7 Culturas en Cholula, un litigio que se ha politizado a grado tal que incluso se ha llegado al extremo de usar a la religión católica –y a sus íconos, símbolos y usos y costumbres- como arma de guerra.
Hay varios pero un solo ejemplo sirve para poner al descubierto las verdaderas motivaciones de los “activistas” que por todos los medios buscan deslegitimar el proyecto y desvirtuar el verdadero fondo de la expropiación de 18 hectáreas por causa de utilidad pública.
Y es que resulta que tres de los predios sujetos a enajenación dentro del polígono, que tienen una extensión total de 15 mil 215 metros cuadrados y que deberían ser patrimonio de la nación, están en manos de particulares, los cuales no sólo se ostentan como propietarios, sino que reclaman “derechos” sobre los bienes, entre ellos, de forma destacada, el conocido como Cerro del Acozac, un montículo –emblema de Cholula- de gran valor cultural e histórico para Puebla, pues ahí está enterrada una pirámide, olvidada por cierto por el INAH.
De los tres predios que conforman la denominada Pirámide Acozac se dicen “dueños” por lo menos dos personas: María Elena Rugerio Tirado y Gustavo Rugerio Tirado, a través de un supuesto juicio de sucesión testamentario de la señora María Luisa Tirado.
No obstante, para mayor confusión, existe otra “escritura” a favor del señor Rafael Hernández González.
Evidentemente, el proyecto del Parque de las 7 Culturas pone en riesgo los aviesos intereses de estos personajes, mismos que, aprovechando el río revuelto, ya se apersonaron ante las autoridades municipales, a través de sus “apoderados legales” Ana Laura Baltazar Tlapa y Mercedes Solís Sánchez, para intentar obtener la mejor tajada posible de predios que no son suyos sino de la nación.
El colmo es que anteriores administraciones, por obvia corrupción, avalaron y toleraron este auténtico robo al pueblo de México, pues incluso les extendieron cartas catastrales como esta:
Aberraciones aparte, cada uno de los predios que integran la Pirámide Acozac arrastran adeudos por concepto de impuesto predial.
Veamos:
LA LOMA O CUCHILLA, ubicado entre las calles 11 Oriente y 6 Sur, con una superficie de 10 mil 103 metros cuadrados, con número de cuenta U-3153, debe 35 mil 763 pesos desde 2008 a la fecha.
EL CERRITO O FRENTE AL CERRITO, en las calles 7 Oriente y 4 Sur, con una superficie de mil 125 metros cuadrados, con número de cuenta U-3155, debe 15 mil 963 pesos desde 2008 a la fecha.
EL GIGANTE, en las calles 7 Oriente y 4 Sur, con una superficie de 3 mil 987 metros cuadrados, debe 18 mil 893 pesos de 2008 a la fecha.
Cercas de color verde y letreros de “propiedad privada” en estos predios dan fe de los fuertes intereses detrás de la oposición a un proyecto que no sólo no contempla la construcción de ningún negocio como hoteles o restaurantes, sino que intenta revertir este tipo de fraudes al patrimonio de los mexicanos y edificar un área deportiva y cultural, pública y gratuita, para todos los cholultecas y turistas.
Pero de esto, como no les conviene, no hablan los “activistas” que todos los días, y a toda hora, se desgarran las vestiduras “en defensa” del patrimonio ni, claro, los campeonísimos de la libertad de expresión, los selectos y honorables miembros de La Liga de la Justicia, o Liga de la Decencia, acomodaticios, hipocritones y selectivos según sus propios intereses y sus propias e incontrolables fobias.
Porque como diría el clásico:
“¡Qué asquerosidad es esto!”.