Más tardaron la pasada semana en empezar a moverse y agruparse algunos distinguidos cuadros del PRI, como Enrique Doger, Javier López Zavala, Juan Carlos Lastiri y Alejandro Armenta, entre otros, que la senadora Blanca Alcalá Ruiz en enviar señales claras, contundentes, de que su cabeza, y la de los suyos, también está puesta en el 2016 e, inevitablemente, en el 2018.
Y no sólo porque de un día para el otro decidió regresar a la arena mediática que había abandonado durante meses y meses por inexplicables razones, sino porque comenzó a mostrar músculo, tal y como la víspera lo hicieran quienes, más temprano que tarde, serán sus competidores en la lucha por las candidaturas y posiciones en juego.
Fue así que este sábado, como no queriendo la cosa, la ex presidenta municipal de Puebla mostró a través de su cuenta de Twitter, ya sin temores ni sus acostumbrados misterios, el grupo interno al que pertenece, el mismo con el que intentará –de hecho, ya lo está intentando- hacerse del control del partido y cerrar el paso a los otros “próceres” priístas poblanos, los Doger, los Zavala, los Lastiri, los Armenta, etcétera…
La celebración por el cumpleaños de Angélica Salazar, esposa del diputado federal y ex alcalde de San Martín Texmelucan, Carlos Sánchez, fue el pretexto ideal para el pase público de lista de presente.
Al lado de Alcalá aparecieron, como era más que previsible, además del matrimonio ya mencionado, el director general del BANSEFI, Jorge Estefan Chidiac; el diputado local Pepe Chedraui y la senadora Lucero Saldaña, amigos y aliados, un grupo fuerte aunque con más ganas que estrategia para intentar ganar el poder en Puebla.
“El que no se mueve, no sale en la foto”, pareciera ser en estos días que corren la consigna de los priístas poblanos con aspiraciones grandes y grandes ambiciones.
Rounds de sombra, señales, mensajes sicilianos de las grandes batallas que se librarán a partir de 2015.
Blanca Alcalá, que quiere ser la primera mujer gobernadora de Puebla, entiende que no puede dormirse en sus laureles, porque es probable que, en un descuido, sus rivales internos, cargados de mañas, se la coman de un bocado.
De ahí la exhibición de sus fortalezas y el reinicio de las entrevistas radiofónicas y la difusión de espectaculares que buscan recordar la existencia y/o vigencia de la “marca” construida durante los tres años de la presidencia municipal.
La presencia de Alcalá en la capital y el interior del estado será cada vez más evidente, hombro con hombro con sus operadores.
Y es que ella, como los otros que persiguen los mismos objetivos, sabe, y sabe bien, que el 2018 no está lejos y el 2016, menos, mucho menos.