En medio de la encarnizada lucha por los despojos del PRI, el caso de los próceres que traicionaron a su partido en las elecciones locales del pasado 7 de julio amenaza con volverse una verdadera telenovela pero sin final feliz.
Sobre todo ahora que los señalados por el dedo flamígero del delegado del Comité Ejecutivo Nacional, Fernando Moreno Peña, se enteren que una copia del informe de sus maniobras a favor de la alianza Puebla Unida fue entregada hace unos días al todopoderoso oficial mayor de la Secretaría de Gobernación del gobierno de Enrique Peña Nieto, Jorge Márquez Montes.
Este personaje es la mano que mece la cuna de la Segob y su nivel de influencia en Los Pinos sólo es comparable al de algunos de los integrantes de la burbuja del presidente de la República.
Como secretario de Organización del CEN priísta, operó el cese de Fernando Morales Martínez como dirigente del partido en el estado y también fue el fiel de la balanza que inclinó las cosas a favor de Pablo Fernández del Campo, actual delegado presidente del tricolor en Puebla.
Por las manos de Jorge Márquez pasa, por ejemplo, la designación de los delegados de la mayoría de las dependencias federales en los estados. Como la del orgullo del nepotismo del mismísimo secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong: su hermana María de Lourdes, a quien la pasada semana nombraron delegada del IMSS en el estado de Hidalgo.
El informe recibido por el oficial mayor consta de varias cuartillas e incluye datos duros, fechas, nombres y múltiples detalles de cómo los traidores dieron la espalda a su partido y lo hicieron naufragar en municipios y distritos claves, poniendo por delante sus intereses particulares y causándole una de las peores derrotas en toda su historia en Puebla.
En el caso del campeón de los traidores, el diputado federal Javier López Zavala, se añadió un documentado anexo con información de las 28 propiedades obtenidas a su paso por el servicio público y que en 2010 provocaron una denuncia penal por enriquecimiento inexplicable, denuncia que de un día para el otro se evaporó; desde entonces, el ex candidato a la gubernatura, hijo pródigo de Mario Marín, sirve no a los fines del PRI, sino de Casa Puebla, lo que en parte explica su actuación en los comicios del pasado 7 de julio a favor de Puebla Unida.
Así que el caso de los traidores es llevado más que por el disperso César Camacho Quiroz, por Jorge Márquez. Un hombre de poder que sabe, y sabe muy bien, que todas las facturas se cobran y que en política, la venganza es un platillo que debe comerse frío. Sin prisas pero sin pausas. Todo a su tiempo y en su momento, que esto no se acaba hasta que se acaba.