Un nuevo documento oficial, fechado no en abril de 2011 sino en junio pasado, reconfirma lo que ayer quedó claro: que el secretario de Seguridad Pública (SSP) del gobierno del estado, Ardelio Vargas Fosado, es, legal, administrativa y políticamente, el principal responsable de la fuga de 11 reos de alta peligrosidad, por negarse a trasladarlos a un penal de más seguridad cuando el entonces director del Cereso de Cholula, Jorge Daniel Martínez Casco, se lo pidió expresamente -y por escrito- hace casi ocho meses.
El nuevo documento en poder de Puebla On Line data exactamente del 7 de junio de 2011 y obedece a una solicitud que Martínez Casco le hizo a Ardelio Vargas a raíz de diversos aseguramientos de hierba verde y seca, al parecer marihuana, en la cárcel cholulteca.
“… es de suma importancia para el suscrito mantener el orden y la estabilidad del Centro Penitenciario a fin de garantizar el orden público, la protección y seguridad de los habitantes de este municipio; así como salvaguardar la integridad física del personal operativo y administrativo y de la misma población interna y sus visitas”, le escribió Martínez Casco al secretario de Seguridad Pública.
Y añadió:
Por ese motivo, “me permito solicitar a usted de la manera más atenta, se sirva girar sus apreciables instrucciones a quien corresponda, para que en coordinación con las instancias correspondientes se realice un operativo de revisión, detección y aseguramiento de todos y cada uno de los elementos enunciados en el artículo 150 del Reglamento Interior para los Establecimientos de Reclusión del Estado”.
Según los sellos de recibido, el oficio DCRSRCH/SA/121/2011 llegó a las manos de Ardelio Vargas, vía la Oficialía de Partes de la SSP, siete días después, es decir, el 14 de junio de 2011; sin embargo, el secretario, por alguna razón inexplicable, no realizó ningún operativo de revisión al interior del Cereso de Cholula, tal y como se le pedía.
Quizá si lo hubiera hecho, cumpliendo con su deber de organizar, dirigir y administrar los Centros de Reinserción Social, pudo haber prevenido que los reos más peligrosos del penal accedieran no sólo a drogas, sino al arma de fuego, las llaves de las celdas, la herramienta sofisticada y el equipo de radiocomunicación que finalmente 11 de ellos utilizaron la madrugada del pasado domingo para fugarse sin problemas.
Peor tantito: en el documento citado, el director Martínez Casco repitió al funcionario algo que ya le decía con claridad en el previo de abril de 2011: que el Cereso a su cargo presentaba múltiples carencias de seguridad interna.
Así lo dijo:
“No omito manifestarle que mi petición obedece a que me encuentro limitado de personal de seguridad y custodia, aunado a la falta de equipo de tecnología de punta que pueda reforzar el procedimiento de revisión de las personas que ingresan a este Centro Penitenciario…”.
Sí, Ardelio, Ardelio Vargas sabía.
Sabía todo.
Y no hizo nada para evitarlo.
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Este miércoles, Puebla se amaneció con la noticia de que el secretario de Seguridad Pública ordenó el traslado de nueve internos considerados de alta peligrosidad del penal de Cholula a las penitenciarías de mediana seguridad de Tepexi de Rodríguez y Ciudad Serdán.
Es decir, fue hasta que se fugaron 11 que Ardelio Vargas hizo lo que le pidieron hacer, y por escrito –como hemos documentado-, desde abril de 2011.
Cualquiera diría que después de ahogado el niño, a tapar el pozo, y ese cualquiera tendría toda la razón.
En su oficio DCRSRCH/SJ/384/2011 de abril de 2011, el director de la cárcel de Cholula, Jorge Daniel Martínez Casco –hoy paradójicamente detenido y acusado del delito de evasión de reos-, pidió al titular de la SSP trasladar a otro penal a los siguientes internos: Israel Ramírez Fernández, Fernando Haro Pérez, Julio César Hernández San Juan, Roberto Romero Vázquez, Daniel Contreras Leyva, Israel Cruz Arruti y Ernesto Márquez Cruz, alias “El Chuleta Ahumada”, todos procesados por secuestro y otros delitos de delincuencia organizada.
De ese grupo que no fue reubicado en tiempo y forma, la madrugada del pasado domingo se escaparon cuatro: Israel Ramírez Fernández, Fernando Haro Pérez, Julio César Hernández San Juan e Israel Cruz Arruti, pero otros tres: Roberto Romero Vázquez, Daniel Contreras Leyva y “El Chuleta Ahumada”, estuvieron entre los nueve que apenas el pasado martes, entre las 17:00 y 18:00 horas, bajo un discreto pero fuerte operativo policial, Ardelio Vargas decidió por fin llevar a un Cereso de más seguridad.
¿Por qué hasta ahora y no hace casi ocho meses, cuando se lo pidieron?
“Ninguna seguridad puede ser posible si hay corrupción”, dijo el secretario de Seguridad Pública al salir ante los medios a lavarse las manos y culpar al ayuntamiento de San Pedro Cholula de la fuga de 11 peligrosos delincuentes.
Pero quizá hubiese sido más preciso, y más honesto, si hubiese dicho:
“Ninguna seguridad puede ser posible si hay negligencia”.
Precisamente la palabra que lo define todo.
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Cheque, por cierto, el show de Ardelio: