Cuando se empezó a forjar la alianza con otros partidos (el Verde Ecologista y Nueva Alianza), el PRI de Puebla se preocupó por la unidad externa y dejó a un lado la interna, apelando siempre –y como siempre- a la institucionalidad de sus militantes, es decir, a ese gen con el que nacieron, crecieron y se desarrollaron para garantizar la Pax PriÃsta.
Pero la bomba explotó el pasado miércoles en la noche cuando los tricolores se enteraron de que el PANAL, propiedad de la maestra Elba Esther Gordillo, no sólo ganó en la mesa dos diputaciones cómodas: Zacapoaxtla y Ajalpan, sino también una senadurÃa.
La decisión fue repudiada por casi todos y, como consecuencia, unió a casi todos los priistas poblanos, quienes desde entonces empezaron a realizar reuniones privadas a diversas horas y en diferentes hoteles de la ciudad.
Los participantes de esos encuentros han sido: Alejandro Armenta Mier, Javier López Zavala, Alberto Jiménez Merino, Blanca Alcalá, Enrique Doger Guerrero y Fernando Morales MartÃnez, asà como el dirigente estatal y del delegado del CEN, Juan Carlos Lastiri Quirós y Ranulfo Márquez, respectivamente.
La (ni tan) silenciosa batalla es para presionar al CEN del PRI para que Humberto Moreira, alfil de la maestra, devuelva la senadurÃa que le dieron al PANAL en Puebla.
Ante este escenario, en los últimos dÃas las izquierdas unidas han empezado a tejer puentes para llevarse a sus filas a quienes trabajaron de cerca con Manuel Bartlett DÃaz, quien ya está asegurado como candidato al Senado por la vÃa plurinominal y uninominal por Puebla.
Entre ellos están: Alejandro Armenta Mier, Ignacio Mier Velasco, Alejandro Oaxaca Carreón, Carlos Meza Viveros y Óscar Aguilar González, quienes, ante la eventual ruptura en el PRI por la alianza con el PANAL y el PVEM, han empezado a ser tentados por operadores y emisarios del virtual candidato Andrés Manuel López Obrador.
Por lo pronto, los priÃstas unidos buscan impedir la llegada del profesor y diputado Guillermo Aréchiga SantamarÃa como candidato a senador, por considerarlo una incongruencia polÃtica.
En su enorme irritación, los priÃstas poblanos buscarán aliarse con los militantes de otros estados, como los chiapanecos, quienes también se sienten agraviados por la abusiva intromisión de la maestra. Consideran que está recibiendo mucho a cambio de muy poco y que el PANAL gana más aliándose con el PRI que éste con el PANAL.
Por lo pronto, según ha trascendido de las citadas reuniones entre los conspiradores, ni Blanca Alcalá ni Enrique Doger tienen considerado aceptar una candidatura a una diputación como premio de consolación, porque no quieren contribuir al uso de sus nombres para beneficiar a quienes, sin merecerlo, y sin siquiera aparecer en las encuestas, estarÃan a un paso de ser senadores de forma fácil y cómoda.
Solo como dato curioso, hay que recordar que en la elección federal inmediata anterior el PRI le ganó al PANAL 5 a 1 en el distrito de Zacapoaxtla, cuando se enfrentaron Óscar Aguilar y Cupertino Alejo. Este último, por cierto, se alista para ser el candidato de la alianza y avalado por el PRI, a quien combatió hace poco.
De esta forma, de cara al 2012, el escenario favorable para Enrique Peña Nieto se puede descomponer en Puebla, Chiapas y otros estados para beneficiar indirectamente a Andrés Manuel López Obrador.
El aparato federal se va a ir con todo en contra de Elba Esther Gordillo. El presidente Calderón –con quien se alió en 2006- se la cobrará y muy alto por apostarle al PRI para las próximas elecciones. Cuando esto suceda en plenas campañas, ¿en dónde quedará la congruencia de los priÃstas poblanos para defender el enriquecimiento inexplicable de la dirigente de los maestros?
¿Donde quedará la lógica si Guillermo Aréchiga se convierte en compañero de fórmula de, por ejemplo, Javier López Zavala, cuando el primero fue parte del grupo que llevó a la derrota al priÃsta al buscar la gubernatura en 2010?
En el PRI, al estilo orwelliano, la rebelión está en marcha.
Y es que hoy los priÃstas afilan sus cuchillos en la oscuridad, pero prometen emprender una guerra de cara al sol por primera vez en la historia de Puebla, y lo más increÃble: con todos los “ismos” unidos.
¿Lo lograrán?