Aunque ha querido ser apagada del modo tradicional –amenazas y chantaje laborales-, la inconformidad en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en Puebla crece a pasos agigantados.
Y es que el cinismo del secretario general de la sección 23 del SNTE, Eric Lara Martínez, ha llegado ya a extremos peligrosos.
En su obsesión por alcanzar un cargo de elección popular en 2012, pese al veto de Casa Puebla y Casa Aguayo –donde lo tragan pero no lo digieren-, ha arrastrado a cientos de profesores a un escenario de incertidumbre económica.
Después de todo, de algún lugar tiene que financiarse la soñada aspiración a una diputación federal.
Desde la segunda quincena de agosto, los afiliados al SNTE han venido sufriendo descuentos en sus sueldos bajo el concepto FAR23. Lo que se vende como un “logro sindical” para cuando aquéllos se retiren, en realidad es un negocio millonario que, por evidente, bien podría ser considerado como un robo en despoblado.
El “sospechosismo” ha adquirido carta de naturalidad entre el gremio porque, entre otras cosas, en ningún momento Eric Lara informó a sus representados de la existencia de un convenio o acuerdo legal para sustentar los descuentos.
Peor: el dirigente del SNTE ha pretendido imponer un seguro de retiro, pero sin poseer las facultades para contratarlo a nombre de los maestros, quienes en ningún momento le han otorgado un poder específico para ello, pues estarían incurriendo en una violación a lo establecido en la fracción II del artículo 38 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado.
¿Qué se está haciendo con el dinero que les están quitando y que mes con mes representa una cifra de muchos ceros? Es todo un misterio, pero los afectados tienen sus sospechas y todas apuntan al bolsillo del líder de la sección 23.
En una carta dirigida hace unos días a éste –copia de la cual obtuvo este reportero-, los trabajadores le exigen que restituya “a la mayor brevedad” el monto total de las deducciones ilegales realizadas a la fecha por el famoso concepto FAR23.
De lo contrario, amagan, se verán en la necesidad de interponer una demanda penal en su contra por el delito de fraude.
Hasta ahora el SNTE ha funcionado como mecanismo de control político y sobre todo como fuente de enriquecimiento personal de sus líderes.
El ejemplo más acabado es, por supuesto, el de Elba Esther Gordillo, quien, como buena profesora, ha dejado escuela en Puebla, donde –ya se ve- tiene en Eric Lara a uno de sus alumnos más aplicados… pero en la asignatura de transas y otras cochinadas.