Arturo Luna Silva
Se adelanta.
El acto político en el que el melquiadismo hará patente su apoyo al candidato del PRI-PVEM a Casa Puebla, Javier López Zavala, se adelanta del 22 al sábado 8 de mayo.
Tal es la urgencia de la corriente priísta encabezada por el ex gobernador y actual senador de la República Melquiades Morales Flores para despejar todas las dudas que existen, todas, respecto a su lealtad al partido, su partido.
Durante una larga conversación telefónica, ayer, desde la vieja casona de Xicoténcatl, el ex mandatario poblano me dice:
“Mire usted: soy priísta y moriré siendo priísta; que no haya dudas: mi candidato es Javier López Zavala”.
Sostiene Melquiades (Antonio Tabucchi dixit) que no ha querido meterse de lleno en el proceso electoral en curso dado que la posición de ex gobernador “es muy delicada”.
Sostiene Melquiades que en su casa, el que hace la política es él, no su señora esposa.
Sostiene Melquiades que, por eso, “son ridículas” las versiones salidas del ronco pecho del voz-cero de la campaña de Rafael Moreno Valle, Pablo Rodríguez Regordosa, en el sentido de que doña Socorro Alfaro de Morales estaría por sumarse (“¡válgame Dios!”) a la campaña de la coalición opositora.
Sostiene Melquiades que estuvo en el arranque de la campaña de su amigo López Zavala.
Sostiene Melquiades que estará con él cuantas veces sea requerido, donde sea requerido y a la hora que sea requerido, pues si bien el candidato “no necesita ayuda, no voy a eludir mi compromiso político y moral con el partido que me ha dado todo, y todo es todo”.
Sostiene Melquiades que es cierto: algunos de quienes con él hicieron gobierno: los Julián y Nacer, los Riestra, etcétera, están con Moreno Valle, pero “ni son mis enviados ni mis emisarios; ya son adultos y actúan por sí mismos, asumiendo sus responsabilidades”.
Sostiene Melquiades que “otra cosa fue” en los tiempos, dorados tiempos, en que mandó –y como un virrey, por cierto- en Puebla; “ahora yo no puedo amarrarlos a fuerza a un proyecto personal mío”.
Sostiene Melquiades que no, no se le da ni dará la traición; vamos, que dentro de él no hay oculto ni anida ningún Victoriano Huerta.
Sostiene Melquiades que se tenía pensado que el melquiadismo, o lo que de él queda, cerrara filas con el marinista Javier López Zavala el sábado 22 de mayo, en una comida a la que asistirían miles, entre ellos los personajes más representativos de la corriente política que encabeza.
Sostiene Melquiades que, ante las dudas –ésas re cochinas-, dicho acto se efectuará el 8 de mayo, es decir, antes de lo previsto. “Ojalá que así ya nadie piense que le estoy llevando las contras a mi partido”.
Sostiene Melquiades.
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Por cierto: otro priísta que ya también se puso las pilas es Enrique Doger Guerrero.
Esta semana, de repente, la agenda del coordinador metropolitano de promoción al voto está lo suficientemente llena como para que ya nadie crea que está simulando.
En otras palabras: haciendo como que hace pero no hace nada… a favor de su candidato a la gubernatura, trong>Javier López Zavala.
Auténtica vaca sagrada del Revolucionario Institucional, Doger, dicen, viene realizando lo que se conoce como “campaña sin candidato”, acompañado algunas veces sólo por el líder estatal del PRI, Alejandro Armenta; otras por alguno de sus pupilos, como el diputado Jorge Alfonso Ruiz Romero.
Hace unas horas, por ejemplo, estuvieron en Huauchinango, arengando a más de 5 mil potenciales electores.
Su eficiente equipo de prensa me envió –cosa que agradezco- una serie de fotos, fotos que dan fe del zavalismo del dogerismo (o lo que quiera que eso signifique en estos extraños tiempos cargados de sospechosismo).
Juzque usted: