Arturo Luna Silva
El PRI poblano vive horas decisivas.
Las negociaciones internas están por llegar a su clímax.
De hecho, la tensión entre los protagonistas puede hasta olerse.
Cualquier error, cualquier movimiento en falso, podría resultar contraproducente.
Mortal, incluso.
Y ni duda cabe que Mario Marín es el más interesado en llevar a buen puerto el proceso priísta de elección del candidato a Casa Puebla.
Proceso al que le ha invertido tiempo, esfuerzo, pasión y… dinero.
Tal es la razón por la cual el gobernador ha tomado la decisión de cancelar el viaje que ya tenía programado a Europa.
Al frente de una nutrida comitiva compuesta por empresarios y funcionarios del sector, asistiría a la tradicional Feria Mundial de Turismo (Fitur), a celebrarse del 20 al 24 de enero en Madrid, España.
Pero la pasada semana el Comité Ejecutivo Nacional del PRI decidió postergar la publicación de la respectiva convocatoria (hasta hoy hay humo blanco en ese sentido) y ello obligó a modificar la agenda.
Así que Marín se queda en Puebla a operar la “unidad” en su partido.
En otras palabras: a terminar de planchar la candidatura de su “delfín”, Javier López Zavala.
Vamos: a hacer los últimos amarres.
A lograr que fluyan los grandes acuerdos.
Y es que hay de prioridades a prioridades.
Y la Fitur puede esperar.
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Para la próxima semana se espera la visita a Puebla de Manuel Camacho Solís.
El dirigente del frente de izquierda “Diálogo por la Reconstrucción por México” viene para terminar de cerrar la alianza electoral PAN-PRD-PT-Convergencia.
En su apretada agenda están consideradas tanto visitas a medios de comunicación, a los cuales tratará de convencer sobre las bondades del amasiato entre la izquierda y la derecha, como reuniones privadas con dirigentes de los partidos que formarían el denominado Frente Amplio Antimarinista.
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Que para el PRI estatal no pasará desapercibida la visita del secretario de Gobernación federal, Fernando Gómez Mont, so pretexto el quinto informe de Mario Marín, pero mucho menos lo que hizo tras asistir en su papel de representante presidencial a tan republicano acto: reunirse en lo oscurito con los panistas poblanos, incluyendo dirigentes, operadores y delegados federales, para empezar a meter las manos en las campañas de los candidatos del PAN.
Gómez Mont lo hizo de manera cínica y, digamos, en tiempos de oficina; si hubiese sido un priísta el protagonista del atrevimiento, el PAN ya lo hubiese linchado política y mediáticamente.
Por eso, el departamento jurídico del tricolor ya elabora la correspondiente denuncia por delito electoral ante la grosera intromisión del funcionario del gobierno de Felipe Calderón en asuntos internos del Partido Acción Nacional.
Al menos para que conste que todos se dieron (nos dimos) cuenta.
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El nivel de relaciones políticas de la alcaldesa poblana Blanca Alcalá sigue sorprendiendo a propios y extraños.
Resulta que el pasado lunes fue invitada por Felipe Calderón al Museo de Antropología e Historia, donde el presidente dio inicio al programa “Discutamos México 2010”, con motivo de las celebraciones de la Independencia y la Revolución, al que acudieron intelectuales, académicos, historiadores y artistas nacionales y extranjeros, entre otros.
Alcalá fue de los pocos líderes municipales del país que fueron llamados a participar en esta iniciativa, por lo que logró codearse con personajes de la talla de don Miguel León Portilla y convivir con el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, y la directora general del Conaculta, Consuelo Sáizar, además de la llamada “primera dama”, Margarita Zavala, con quien la poblana ha entablado una estupenda relación.