Arturo Luna Silva
El pasado jueves, cinco horas antes de presentar su registro como aspirante a precandidato del PAN a Casa Puebla –registro que, como se sabe, la nomenclatura panista le negó-, Luis Paredes sostuvo una reunión secreta con Ana Teresa Aranda.
¿El lugar?
Una residencia propiedad de un amigo mutuo, ubicada en la zona de Morillotla, en San Andrés Cholula, cerca, muy cerca de la casa de la propia “Doña”.
¿El motivo?
Sellar una alianza para caminar juntos y bloquear como sea las aspiraciones de Rafael Moreno Valle.
Y es que finalmente los polos cedieron a la inercia y terminaron por juntarse contra un enemigo común.
Si Moreno Valle ya tenía problemas con una Ana Tere en su papel de guerrillera, ahora sus angustias serán dobles, pues ella ya pactó con Luis Paredes, quien aunque no participará abiertamente, pues el PAN lo bateó por segunda vez en su aspiración de llegar a ser gobernador, sí sumará fuerzas a favor de Aranda.
“Que no pase el priísta pirata”, acordaron.
Por eso, en los próximos días, el senador será objeto de una andanada de críticas subidas de tono por parte de una Ana Tere famosa por su boquita y de un Paredes radicalizado, pues ambos están seguros que la dirigencia del PAN le rechazó el registro al ex alcalde para favorecer a Moreno Valle.
Es cierto: la larga historia de desencuentros entre Ana Tere y Paredes podría ser materia de un libro.
Pero en política los enemigos de hoy pueden ser los amigos del mañana, y viceversa, y nadie está peleado con nadie para siempre.
Ya se sabe que ninguno es una perita en dulce y que si solos son temibles, juntos tal vez resulten invencibles.
¿Podrá Moreno Valle ganarles y salirse con la suya?
Vamos a verlo.