El supuesto arribo del priísta Enrique Doger Guerrero a Morena, aunque sea solamente como porrista de su socio, el coordinador de los diputados federales morenistas, Ignacio Mier Velazco, evidencia un vicio arraigado en la clase política de Puebla y de todo el país: el trapecismo y su prima hermana, la falta de escrúpulos.
Acrobacias y saltos mortales aparte, una constante en su carrera, hoy Doger quiere a Mier para gobernador, aunque ayer despreciaba a Morena e incluso hay suficiente evidencia de su recurrente denostación al principal referente de esta organización política, ni más ni menos que el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Si alguien en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha representado el transfuguismo, sin haberse ido realmente, es Doger.
El ex rector y ex alcalde de la capital ha sido especialmente beneficiado con negociaciones en contra de los intereses de su todavía partido.
Se podría escribir tooodo un libro al respecto.
De ahí que no esté de más y tenga tanta precisión la advertencia que el gobernador Miguel Barbosa Huerta ha lanzado a su propio partido.
No se deben engañar los morenistas, como niños.
Es indispensable que la dirigencia nacional, no los pequeñitos intentos de dirigentes locales, fije una posición.
Porque si no hay el grave riesgo de que, en una puerta tan abierta y sin ley, se cuelen al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y al lopezobradorismo, personajes indeseables y muy siniestros.
“Al rato si no, va a venir a incorporarse a Morena El Toñín o Eukid Castañón. No, no es así”, dijo -con su habitual ironía- el gobernador en su conferencia de este martes.
“Tiene que haber una posición de la dirección nacional y del propio Consejo Nacional, si alguien lleva ese tema al Consejo Nacional”, señaló también.
Son abundantes los bandazos que se pueden citar de Enrique Doger a lo largo de los años.
Los chantajes, en las ocasiones que en el tricolor no se hizo lo que él quería.
Ha traicionado, así lo dicen muchos priístas, innumerables ocasiones a ese partido al que aún pertenece al menos nominalmente.
Finalmente, hay que reconocerle a la dirigencia actual que no se dobló ante sus berrinches y le negó la candidatura como diputado local que buscaba.
Por eso ahora corre el doctor a los brazos de Morena.
Es solamente conveniencia.
Tiene cascos políticos muy ligeros.
Porque, muy recientemente, Doger se erigía como un crítico feroz de la Cuarta Transformación (4T).
En 2018 fue el apoyador de la difunta Martha Érika Alonso Hidalgo para enfrentar al hoy gobernador Barbosa.
Incluso negoció una secretaría en el gabinete de la gobernadora, pero el helicopterazo se atravesó y todo se derrumbó.
“Se llega a Morena para dar lo mejor de sí y para respetar lo que hay, no para entronizar condiciones o hechos que no serían”, dijo sobre el tema Miguel Barbosa, luego de las preguntas de los reporteros.
“Es una peor idea para el propio Ignacio Mier la llegada de Enrique Doger como un agente promotor de él en sus aspiraciones, mala idea, es mi opinión…
“Doger y Mier siempre han sido pareja política, perdón, han sido socios, eso nada más”, agregó el mandatario.
Nada más le faltó decir que Doger ha incurrido en un “zavalazo“.
Y es que fue el primer crítico del ex candidato del PRI a la gubernatura, Javier López Zavala, cuando no hace mucho éste se acercó a la 4T en busca de cobijo tras quedar huérfano de todo.
Hoy, quién iba a decirlo, Doger hace exactamente lo mismo, pensando que la clase política es tonta y esperando benevolencia del respetable que observa, divertido, el nuevo salto de su acostumbrado trapecismo.