El final del gobierno de Claudia Rivera Vivanco en Puebla capital no podría haber sido tan desastroso y tan puntualmente descriptivo de lo que fueron los tres años de su administración: se va reprobada en absolutamente todo, con un rechazo de 8 de cada 10 poblanos y poblanas y con un discurso que evidencia que vive fuera de la realidad.
“Nos mantuvimos hasta el final con el pueblo”, dijo en la última sesión de su Cabildo la alcaldesa más repudiada -y más chistosa- de la historia.
Su aseveración es insostenible.
Es quien deja más pendientes que todos sus antecesores.
Se va entre señalamientos graves de corrupción.
Ahora, deberá enfrentar acusaciones penales y procesos que ya están en marcha.
Pero vayamos a las cifras, para no quedarnos solamente en las descripciones.
De acuerdo con el estudio “Perfil del Gobierno Municipal”, del Centro de Estudios Consultivos, Manuel Martínez Benítez, que fue realizado a finales de septiembre, 79.3 por ciento de las poblanas y poblanas considera que con “Clau”, Puebla capital tuvo “el rumbo equivocado”.
Un contundente rechazo de 8 de cada 10 consultados en el municipio.
Apenas 14.7 por ciento consideró que su administración fue acertada.
Abrumador.
Como nunca antes.
En el tema de desaprobación, la cifra también es contundente.
El análisis concluyó que 75.7 por ciento de los consultados desaprueba la gestión de Rivera Vivanco.
De ese número, 36.3 por ciento la desaprueba “algo”.
Pero 39.3 la desaprueba “mucho”.
Respecto de la confianza que inspiró este gobierno municipal que concluyó en el último minuto de este jueves, también hay una pésima calificación.
El resultado reporta que 74.5 por ciento considera la confianza entre “mala y muy mala”.
Hay una larga lista de problemas en la ciudad y ni un solo logro real.
Los baches, los malos servicios, las malas y casi inexistentes obras, la falta de inclusión, de la “ciudad incluyente”, que sólo desplegó su agenda de activismo…
Los ambulantes, la prostitución, la corrupción…
La actitud permanentemente de pleito, de Claudia y los suyos.
Un largo etcétera que todos quienes aquí vivimos conocemos.
Victimizándose, por enésima ocasión, en la sesión final de Cabildo volvió a abusar del discurso.
“Ha valido la pena cada insulto, cada golpe, cada ataque porque de ese tamaño se ve el miedo que tienen de que la transformación que ha dado nuestro país desde la ciudad de Puebla”.
No hay mucho que decir.
Se va y deja una ciudad abandonada de autoridad.
Se va y deja un discurso que, inequívocamente, muestra que nunca entendió nada.
Y nada es nada.
Fin de la pesadilla.
Inicia el gobierno de Eduardo Rivera Pérez, quien ojalá de verdad sepa corregir el (extraviado) rumbo.