2020, EL ANNUS HORRIBILIS

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Este 2020 deberá ser recordado como un año funesto, de muerte, dolor, enfermedad y pobreza que, sin embargo, nos ha puesto a prueba a todos, en lo personal y colectivo, con su carga esperanzadora hacia 2021. Una realidad es indiscutible, ni en lo individual, ni como raza humana, volveremos a ser los mismos.

La pandemia nos ha dejado lecciones a muchos y ha puesto en evidencia a quienes nunca evolucionarán desde sus limitaciones y sus miserias.

El COVID-19 sacó lo mejor y lo peor de todos.

La solidaridad y la oscuridad de cada quien.

Después de 1.3 millones de contagios y más de 120 mil muertes, en cifras oficiales, hasta el momento en México, la vida no puede ser igual.

Hay responsabilidades muy claras del Gobierno de México en cuanto al manejo de la epidemia.

La manifiesta irresponsabilidad del jefe del Estado Mexicano ha sido muy grave y muy reprochable.

Como en muchos otros países, las decisiones se tomaron y se siguen tomando tarde.

Los cálculos políticos rigieron muchas acciones.

En eso, afortunadamente Puebla y su administración estatal supieron separar las cosas.

Ha tenido la entidad los mejores resultados y experiencias.

Reconocidas por la mayoría.

Ahora bien, no todo ha sido culpa de los gobiernos.

Hay decisiones individuales que han perjudicado a la colectividad.

El quédate en casa sigue sin atenderse completamente, por quienes están en posibilidad de hacerlo.

La pandemia también trajo una crisis económica que crece.

Se agravará.

México será más pobre.

En más hogares no hay ahora el sustento mínimo.

Las carencias y la extrema pobreza se agudizan.

Y nuevamente ha habido inacción en el contexto federal.

Los rezagos sociales se complican en un país en el que de por sí hay diferencias abismales.

En Puebla, en lo social, ha habido momentos de acierto.

De responsabilidad social.

En lo político, los primeros 17 meses de la administración barbosista han sido a contracorriente.

Con enorme resistencia de los beneficiarios de la corrupción y de los privilegios del pasado.

Aun así, se ha avanzado en la instauración de un nuevo sistema de gobierno.

En una nueva forma de ejercer el poder, en el que los más desprotegidos de antaño, hoy están en el centro de las decisiones.

2021 viene con riesgos y con esperanza.

El tema político-electoral, con la elección más grande de la historia del país, complicará todo.

México entero estará con elecciones en los estados.

Habrá 96 millones de potenciales electores.

Se elegirán 3 mil 528 representantes populares.

Están en juego 15 gubernaturas.

En las mediciones, el partido oficialista, Morena, y sus aliados van a la cabeza.

Sin embargo, una alianza inédita y contranatura entre PRI, PAN y PRD le pisa los talones.

Por primera vez, habrá reelección de diputados y alcaldes.

Hasta hoy, 396 los 500 legisladores de la Cámara Baja han firmado su carta de intención ante el Instituto Nacional Electoral (INE) para buscar la elección consecutiva.

Equivale a 79 por ciento del total.

Los procesos federal y locales amagan con profundizar enconos y diferencias.

El ciudadano deberá tomar decisiones difíciles.

La pandemia le moverá a los mexicanos y las mexicanas, el ánimo en la soledad de la mampara.

Por encima de los problemas ancestrales de seguridad y pobreza, hoy lo que más importa es la salud y la vida.

Pero 2021 llega también con esperanza.

La vacuna se comenzará a aplicar, aunque llevará hasta 2022 terminar con el total de los más de 130 millones de mexicanos.

Su distribución implica un esfuerzo titánico.

La luz al final del túnel no es como nos dijeron.

Pero, aun así ahí está.

Su luminosidad también depende del esfuerzo de cada uno.

Volver la mirada atrás es necesario para no olvidar este aciago año y sus lecciones.

Pero también hay que echar los pasos adelante.

La vida sigue, aunque hayan cambiado muchas cosas.

***
Esta columna volverá a inicios de enero.

Salud y paz para todos sus lectores.

gar_pro@hotmail.com

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