Desde la explosión y el desbordamiento del huachicol en la entidad, durante su gestión, pasando por el presunto encubrimiento de una ejecución sumaria, así como sus alianzas y amistades con personajes de poder en el estado, los pasos del general Salvador Cienfuegos Zepeda dejaron hondas huellas que todavía están a la vista y son claramente rastreables en Puebla.
El ex secretario de la Defensa (Sedena) de Enrique Peña Nieto, hoy preso en Estados Unidos y en un proceso por tres delitos de narcotráfico y uno de lavado de dinero, tuvo en nuestro estado especiales atenciones, trato casi de héroe y manga ancha en las decisiones de seguridad de los gobiernos morenovallista y galista.
De acuerdo con la información que ha salido a la luz, luego de su arresto el jueves pasado en Los Ángeles, California, la gestión de Cienfuegos al frente del Ejército Mexicano tiene una implicación directa en el desbordamiento del huachicol en Puebla.
A la llegada en 2012 del general a la Sedena, cuando estaba comenzando también el morenovallismo, en el estado había apenas 120 tomas clandestinas detectadas.
En 2016, luego de cuatro años de que el Ejército Mexicano, bajo el mando de Cienfuegos asumió, con la complacencia del entonces gobernador Rafael Moreno Valle, la tarea del “combate” a los huachicoleros, las tomas llegaron a mil 533.
Puebla se convirtió en el paraíso del huachicol.
Y así continuó hasta noviembre 2018, todavía en la gestión peñista y con el gobierno estatal de Tony Gali.
Nuestra entidad fue líder nacional en la extracción ilegal de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Puebla, junto con Sinaloa, Nayarit, Estado de México, Veracruz y Guerrero, entre otros, formó parte del grupo de estados con gobiernos emanados de los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI), que cedieron el control de la seguridad pública a El Padrino, como lo apodan en las investigaciones de los fiscales del Distrito Este de Nueva York, en donde surgió la acusación en su contra.
El Zepeda, como también se le cita en los documentos que configuran sus acusaciones en Estados Unidos, fue especialmente consentido del hoy finado Rafael Moreno Valle, quien pereció en un percance aéreo.
Las visitas del general fueron constantes a Puebla, durante el sexenio del panista.
En diciembre de 2013, en conmemoración del Centenario del Ejército Mexicano, Salvador Cienfuegos y Moreno Valle develaron las letras de oro conmemorativas en el muro del Congreso local.
En 2016, también en diciembre, estuvieron públicamente de nuevo juntos, como en muchas otras ocasiones, en la ceremonia de graduación de 796 sargentos 1os y 2os de las Armas, Fuerza Aérea Fusileros Paracaidistas y Policía Militar.
Son dos ejemplos que, de botepronto, se encuentran apenas de hace una somera búsqueda de los dos personajes juntos.
En las gráficas de cada encuentro, se percibe a los dos muy cómodos.
Para la clase política morenogalista una foto con el general era un alto honor. Una llamada de él, un gesto, un guiño, el éxtasis.
Ahora, muchos las esconden o estallan en ira cuando se les recuerda su devoción a Cienfuegos, como ocurrió en estos días con el ex senador panista Javier Lozano Alarcón, quien lo consideraba “respetable”.
En su descargo, hay que decir que aún lo defiende.
Lozano, el hombre que soñó con la gubernatura de Puebla en otros tiempos que ya se fueron, dice que son inverosímiles las acusaciones en su contra.
En los días del gobierno de Moreno Valle, se dio el más grave enfrentamiento entre huachicoleros y las Fuerzas Armadas.
El saldo fue rojo para los dos bandos.
Diez fueron los muertos la noche terrible del 3 de mayo de 2017.
Los videos revelaron una presunta ejecución sumaria de un soldado contra un huachicolero que ya estaba sometido.
A pesar del proceso, el efectivo resultó absuelto y la mano del general se vio detrás de ese desenlace.
También en los años del morenovallismo, se diseñó el enorme proyecto de la Industria Militar.
Con éste, se dio vida al inútil “puerto seco” de La Célula que, en medio de mucha corrupción, había heredado el marinismo.
Luego de varios años, ese ambicioso plan de 9 mil millones de pesos, a construirse en varias etapas, inauguró la primera el 24 de noviembre de 2018.
Peña estaba a seis días de entregar la Presidencia.
La alternancia, por primera vez con una opción de izquierda, estaba en puerta.
El gobernador Tony Gali aplaudió, mimó, enalteció y agradeció a Cienfuegos su trabajo para este complejo del municipio de Oriental.
Esas instalaciones tienen fábricas de plásticos, pinturas y granadas, almacenes generales, polvorines, áreas de mantenimiento y una ensambladora, entre otras.
También una unidad habitacional con todos los servicios.
El diario Reforma, en una lista que dio a conocer el sábado pasado, vincula directamente con Cienfuegos al director de esta industria militar, José Luis Sánchez León, ex comandante de la 22 Zona Militar en el Estado de México.
Ese general de brigada era el mando militar del Edomex, cuando se dio la masacre de 22 civiles en San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, el 30 de junio de 2014, bajo fuego militar.
El proceso contra Cienfuegos es histórico.
Es un golpe de dimensiones terribles para el Ejército y para el Estado.
En Puebla, los pasos de El Padrino no fueron pocos.
Sus huellas, por supuesto, siguen la vista.