Duplicación de pagos, simulación de inversión privada, falsificación de datos elementales, como la verdadera demanda del servicio y su costo real de operación, además de una enorme cadena de sobrecostos, configuraron una intrincada trama para que la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA) se convirtiera en el negocio perfecto, para que un puñado de beneficiarios, principalmente quienes lo idearon y arrancaron la Línea 1, en 2011, se llevaran una enorme tajada del presupuesto del estado de Puebla, casi a perpetuidad.
Por la duración de los contratos, que rescindirá el gobierno de Miguel Barbosa, manos claramente identificadas pretendieron hipotecar a Puebla por tres décadas.
El desfalco al erario es tan grave que, si no se hace algo contundente y rápido, los saldos de lo que cuesta esta herencia del morenovallismo y el galicismo podrían vaciar las arcas estatales, que en promedio reciben 90 mil millones de pesos al año.
Para poner en contexto estas condiciones desfavorables, en el mejor de los escenarios, sin realizar ajustes al factor de ponderación, se tendrían que destinar 17 mil millones de pesos.
En el peor, el pago podría ser de casi 234 mil millones de pesos.
Ese es el diagnóstico que ha presentado al gobernador el director de Carreteras de Cuota, instancia encargada de RUTA, Rodolfo Chávez Escudero.
“Es un negocio incosteable”, ha dicho con contundencia.
Por eso es tan exacta la dimensión que el gobernador Barbosa ha dado al tema: “es una corrupción monstruosa”.
La trama que se tejió para esta defraudación vitalicia, con contratos por casi 30 años, se parece a las que realizan los corredores de bolsa expertos, para exprimir empresas, hasta el último centavo.
Cuando RUTA nació en 2011, se simularon condiciones viables, para avalar su creación, además de apremiar a su instalación, por el supuesto beneficio social y ambiental que traería.
Por ejemplo, nuca se presentó en realidad la proyección de su alto costo por viaje que, al no poder endilgarse a los usuarios de bajos recursos, tendría que subsidiar el gobierno del estado.
Actualmente, el pasaje que paga el usuario es de 7.50 pesos.
Sin embargo, el costo real por cada viaje es de 19.50 pesos.
Entonces, el gobierno del estado subsidia 12 pesos.
Aquel año, al inicio de la puesta en marcha de este “Programa Sectorial de Movilidad de la Zona Metropolitana de la Ciudad de Puebla”, bajo la modalidad de BRT (Bus Rapid Transit), sin embargo, mañosamente se calculó un costo de 10.50 por viaje, por lo que el subsidio por pasaje sería, en el papel, de apenas 3 pesos.
Aparentemente muy viable.
La tarifa original fue de 10.50 pesos, pero se planteó con una trampa: se sobreestimó la demanda de usuarios, en 62 por ciento.
Encima, no se tomaron en cuenta los gastos indispensables para la operación del sistema.
Eso hubiera delatado su inviabilidad.
Absoluto dolo, para crearse un negocio que estamos pagando todos los poblanos.
La maraña de corrupción del morenovallismo, al nacimiento de RUTA, luego siguió con las inversiones públicas y la falsificación de una supuesta inversión privada, que nunca ha sido del todo aclarada, o comprobado que realmente ocurrió.
En 2011, para iniciar la implementación de la Línea 1, se firmó el convenio de apoyo financiero con el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras).
De acuerdo con la información del Fonadin, el proyecto tuvo una inversión total de mil 464 millones de pesos, pero no está claro que la aportación correspondiente a la inversión privada se haya concretado ese año.
Fue hasta el 2017 que la entonces directora general de Carreteras de Cuota Puebla, Mariana Navarrete Little, rindió cuentas a través de un informe, pero muy poco claro.
Las dudas persisten.
Luego, están los sobrecostos.
Para el equipo de transporte se reportó una inversión de 200 millones de pesos, lo que presenta un sobre costo de, al menos, 6 por ciento, respecto de las facturas de las unidades adquiridas.
Y sigue.
El rubro de recaudo está duplicado, pues en principio se estableció una inversión de 118.4 millones de pesos y una segunda, que se supone fue realizada por la empresa de recaudo Conduent Solutions, por 119.7 millones de pesos.
¿Se pagó dos veces?
¿Una con dinero público y otra con privado?
La concesionaria del recaudo, Conduent Solutions, informó que su inversión fue de más de 6 millones de dólares, pero también se detectaron irregularidades y sobrecostos en equipos como los servidores.
Luego está el tema el tema de publicidad.
Se informó que se realizó una inversión de 47.4 millones de pesos, por parte de la empresa 5M2, en la que se incluyeron mamparas que utiliza para su propio beneficio económico, ya que esa empresa cuenta con las concesiones de publicidad en las Líneas 1 y 2.
En 2013 inició funciones la Línea 1 de RUTA con un evidente fracaso.
No servía realmente a los poblanos.
En colonias populares muy pobladas ya no hubo transportación segura ni fluida.
Los habitantes tenían que caminar kilómetros hasta la estación más cercana.
Debían gastar más en rutas alimentadoras, también con derroteros en su mayoría inservibles.
Ponían incluso en peligro su seguridad.
Un caos que se reflejó y sólo encontró solución en el ingenio y el esfuerzo de cada poblano.
Nunca tuvo una respuesta gubernamental en ese tiempo.
Si todo eso ocurrió y quedó en evidencia a los pocos meses de entrar en operación la Línea 1, ¿por qué se reeditó ese esquema en las Líneas 2 y 3?
El resultado es un sistema incosteable y en extremo gravoso para el gobierno del estado.
Se explica con claridad la reacción, y así debe ser, del gobernador y la sentencia de que va rescindir los contratos de las empresas involucradas.
Habrá también procesos penales.
Aún hay información que saldrá a la luz.
Es un fraude de proporciones inconmensurables.