No es ni de cerca una exageración, sino un diagnóstico crudo de la realidad del país: 2021 será un año de graves problemas económicos que se sentirá con ferocidad, desde los macroindicadores, hasta los desgastados bolsillos de todos los mexicanos. La crisis que se avecina no tiene parangón.
Tras la caída, por la pandemia de COVID-19, de entre 18.7 y 18.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, en su referente anual, y ya sin ninguna reserva financiera, el país se enfrentará a la peor crisis, desde 1932, cuando la disminución fue de 14 por ciento.
Ese año, por cierto, ante ese grave episodio, producto del crack estadounidense y los rezagos del reacomodo postrevolucionario, el 2 de septiembre, el presidente Pascual Ortiz Rubio renunció a su cargo.
Llevaba dos años seis meses y 26 días.
A pesar de los mensajes “optimistas” de Andrés Manuel López Obrador, la administración pública federal se prepara para un recorte dramático.
Se cerrarán dependencias y desaparecerán subsecretarías, con los obvios despidos.
La Ley de Ingresos 2021, que deberá presentar el Ejecutivo con todo el Paquete Económico, a más tardar el 8 de septiembre ante el Congreso, será un reto para los legisladores.
Tiene el poblano Alejandro Armenta una tarea titánica frente a sí, como presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta.
Con ese panorama que ya reconoció el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, los municipios y los estados recibirán alrededor de 30 por ciento menos en sus participaciones ordinarias.
Puebla resentirá esta grave crisis, pero podría ser solamente el coletazo y no el impacto severo y franco.
El estado puede salir avante, en medio de la turbulencia, gracias a su sector manufacturero.
Hace unos días, el gobernador consideró que Puebla puede recuperar, en el corto plazo, con el plan de la reactivación económica, el tercer lugar nacional en captación de Inversión Extranjera Directa.
También se espera el efecto positivo comercial y económico con las medidas que se han impulsado desde Casa Aguayo:
Condonación de impuestos, créditos a pequeños y medianos empresarios y un programa de apoyo al campo con la entrega de fertilizantes y maquinaria agrícola, entre otras.
No hay que olvidar que, en términos reales, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2021 tendrá una reducción para Puebla, en relación con el actual ejercicio.
En esta crisis, la firmeza para mantener los proyectos será vital.
La ampliación del aeropuerto, para apuntalarlo como el principal de carga del Sur-Sureste; el desarrollo Cola de Lagarto, de energías limpias, así como el rescate de barrios, como el de San Francisco.
Son polos de verdadero desarrollo.
La crisis está aquí, a la puerta de 2021.
Hay dos opciones: la enfrentamos o nos sentamos a lamentarnos.