JULIO GLOCKNER, YA SÓLO UN MEMBRETE EN CULTURA

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Ya sin legitimidad ni mando real y con una montaña de anomalías fomentadas o permitidas por él en la Secretaría de Cultura, Julio Glockner Rossainz, el todavía titular, vive horas extras en ese cargo.

Ha perdido incluso la comunicación con la administración estatal y, especialmente, con Casa Aguayo.

Es un funcionario apenas de membrete.

En menos de año, el otrora prestigiado antropólogo acumuló un cúmulo sorprendente de irregularidades administrativas, presupuestales y de operación.

Hoy es un lastimoso lastre de la 4T poblana.

Este martes, un grupo de empleados despedidos se manifestó en la sede del gobierno estatal, para hacer varias denuncias.

Falta de pagos, retención de salarios, malos procesos administrativos y “falta de humanidad y empatía del secretario”, fueron algunas.

En un pliego petitorio plantean al gobernador Miguel Barbosa, a quien reiteran su apoyo y lealtad, la urgencia de la remoción de Glockner.

Piden una auditoria, la reinstalación de los despedidos -en plena pandemia y con los peores modos-, así como “reintegrarles los pagos que les fueron retenidos en este periodo de cuarentena, de manera arbitraria”.

La Secretaría de Cultura en manos de Julio es un ente ingobernable.

Encima, hay intramuros una disputa por el control político-administrativo de la dependencia.

Están, nos comentan fuentes internas, tres grupos en esa batalla.

Los marinistas, quienes están ahí desde la época del ex gobernador Mario Marín.

Los anelistas, seguidores de Anel Nochebuena Escobar, extitular del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla.

Y cierran este triángulo los taibitos, en alusión a Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica.

En ése están Glockner y los suyos.

De los tres grupos no se hace uno.

No se les conoce ningún proyecto sólido para la política cultural de Puebla.

Es grilla pura.

Los episodios que han venido configurando el naufragio de la dependencia en manos del antropólogo son muchos.

Por ejemplo, el 21 de febrero fue el Día Internacional de la Lenguas Maternas, pero nada se pudo conmemorar, porque no existe trabajo, ni siquiera en ciernes, para la revitalización, promoción y difusión de las lenguas originarias.

No hay ninguna coordinación con las Casas de Cultura, las que no han sido ni volteadas a ver por Glockner.

¿Programas de promoción, difusión de la cultura urbana?

Menos.

¿Interacción con los migrantes, que son prioritarios en otras entidades que también son expulsoras?

Nada.

A eso hay que sumar las querellas laborales, las denuncias ante la Comisión de Derechos Humanos por los maltratos a funcionarios.

¿Le habrán dicho ya a Glockner que es apenas el membrete en una hoja?

Si no, ya le ha venido quedando claro.

gar_pro@hotmail.com

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