En Tehuacán, los 12 regidores y regidoras aprovecharon la indefinición jurídica y administrativa en que quedó el Ayuntamiento, tras el arresto del presidente municipal, Felipe Patjane Martínez, el 16 de noviembre de 2019, para literalmente enloquecer de poder (de tan poquito poder).
Torcieron la Ley Orgánica Municipal y, a través de una comisión especial, se otorgaron, cada una y cada uno, facultades casi de alcaldes.
Hicieron y deshicieron, en un clima de opacidad y dispendio, con el presupuesto, las normas, las reglas y hasta el sentido común.
Una verdadera conducta demencial.
De ahí que, más allá de la argumentación jurídica para disolver el Cabildo del Ayuntamiento de Tehuacán, también hay imperiosas razones sociales, administrativas y patrimoniales, que avalan la decisión del Congreso del estado.
Válgase el adjetivo ya tan popular, en el cuerpo edilicio de ese municipio, el segundo en importancia del estado, se gestaron 12 desquiciados (ocho mujeres y cuatro hombres) Varguitas.
(La analogía es muy recurrente, pero en este caso muy precisa).
Ese personaje ya costumbrista de la película La Ley de Herodes que, como presidente municipal del imaginario San Pedro de los Saguaros, cambia incluso la Constitución, para acomodársela a sus tropelías.
Por ello está plenamente justificada, junto con la pulcritud jurídica que debe respetar el Congreso, la urgencia de disolver el Ayuntamiento, con todo y su recién protestado alcalde suplente.
Los regidores y las regidoras hicieron suficientes méritos para merecer la disolución de su Cabildo.
Se contagiaron del virus Patjane.
Se invistieron de primeros ediles y firmaron, decidieron y gastaron, como si lo fueran.
Hay que recordar que el margen de acción de un regidor es muy estrecho.
Y que debe ser cumplido a cabalidad.
Pero ellos se pasaron.
Se sintieron todopoderosos.
Aprobaron contratos.
Avalaron la ampliación del presupuesto.
Aplicaron con desaseo, con un cúmulo de anomalías, el gasto.
Hay más de 33 obras que, por sus pistolas, aprobaron, a pesar de la indefinición en que estaba el estatus del Ayuntamiento de Tehuacán.
También firmaron convenios.
Emitieron reglamentos.
Todo a nombre de esa “comisión especial”, que la Ley Orgánica establece, pero solamente de forma temporal y para fines específicos.
En términos llanos, hay materia para denunciarlos ante la Fiscalía General del Estado (FGE).
Y para que algunos de ellos acompañen a Felipe Patjane en su celda.
Por cierto, el 13 de julio tienen su derecho de audiencia, para el proceso que sigue el Legislativo.
Andrés Manuel López Obrador suele recurrir mucho a una frase:
“El poder atonta a los inteligentes y a los tontos los vuelve locos”.
Cómo aplica en este caso.