En medio de una de las más graves contingencias de inseguridad e impunidad que se recuerde en Puebla, la designación del nuevo titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), que deberá realizar el Congreso local, no podrá sustraerse de una definición práctica, pero no por eso menos genuina. De la terna que envió el gobernador Miguel Barbosa, es Gilberto Higuera Bernal quien reúne los méritos académicos y profesionales más claros, para quedarse al frente de la dependencia, cargo que ocupa desde septiembre de 2018 como encargado de despacho. Desde su inscripción, con otros 15 aspirantes, a finales de enero, se perfiló con las mayores posibilidades. Sin detrimento de quienes completan la terna, las cosas no están para experimentos y eso se sabe de sobra en el Legislativo. Ese nombramiento tiene viso de ratificación.
Muchas son las características que suma y coinciden con el hoy encargado de la FGE, que evidencian su próxima designación formal y para los próximos siete años.
Su nombramiento, por mayoría calificada -las dos terceras partes- de los 41 diputados locales, permitirá a los poderes Legislativo y Ejecutivo brincar la perversa acusación de elegir a un “fiscal carnal”.
Ha ocurrido en otros estados, incluso con gobiernos de la Cuarta Transformación (4T), con pesadas consecuencias en la opinión pública y en la legitimidad de las instituciones.
Nombrar a un “cercano”, “amigo”, “militante” de partido o grupo, o “subordinado” del mandatario en turno trae pestilencia política.
Ahí están los episodios controvertidos en Veracruz, Ciudad de México, Guanajuato, Michoacán, por poner algunos ejemplos recientes.
Higuera no lo es de Barbosa.
Fue subprocurador de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparo de la otrora Procuraduría General de la República (PGR).
Trabajó en las administraciones del priísta Enrique Peña Nieto y del panista Vicente Fox Quesada.
Su calidad de “encargado de despacho” la obtuvo al final del gobierno de Tony Gali, en Puebla.
No se le puede acusar de ser carnal.
Ni de la 4T ni de Miguel Barbosa.
Tiene también trayectoria académica y el grado de doctor en derecho.
Hay quienes ven en su encargo actual resultados.
En más detenciones.
Más investigaciones.
Procesos y sentenciados.
Concretó la ampliación del personal, para atención de los poblanos, a partir de la segunda mitad de 2019.
Eso ha funcionado, según expuso Higuera con cifras ante el Congreso en su comparecencia del pasado 29 de enero.
En delitos de acto impacto, la FGE atendió 283 casos.
Se detuvo a 199 personas por secuestro, 80 por delitos contra la salud y extorsión.
También se apresó a 37 integrantes de bandas delictivas: 27 de ellas de secuestradores y 10 de narcomenudistas.
El miércoles 26 de febrero, la próxima semana, comparecerán ante los legisladores los tres aspirantes de la terna que envió el gobernador, como establece la Constitución local.
Higuera, hay que recordarlo, quedó al frente de la FGE desde septiembre de 2018, tras la licencia que solicitó Víctor Carrancá, quien luego renunció a principios de diciembre del año pasado.
Estarán en estas entrevistas también los aspirantes Guadalupe González Vargas y Maricela Pichón Acevedo.
Cada uno, por separado, ha prometido que, de llegar a la titularidad, “limpiará” la corrupción en la FGE.
También, que habrá una investigación contra Carrancá.
Los dos, también con cualidades profesionales y académicas, han ofrecido conferencias de prensa, para exponer sus planes.
Seguramente en cualquier otro momento y sin que el género tenga ponderación específica en este tema, cualquiera de los dos podría ser titular de la FGE.
Sin embargo, Puebla está urgida de resultados inmediatos, sobre todo en temas tan urgentes como los feminicidios.
Los poblanos no estamos para esperar una curva de aprendizaje.
Si el que está ya tiene camino andado, no habría por qué experimentar.
Pero sobre todo, por las cifras duras que lo avalan.
La ruta está trazada.