El arresto en Estados Unidos de Genaro García Luna, el hombre fuerte del calderonismo en la “guerra” contra el narcotráfico, por su presunta colusión con el crimen organizado -la protección al Cártel de Sinaloa-, creaun efecto dominó de consecuencias políticas y jurídicas inmediatas. Éste tiene tangente en Puebla, en el pasado no tan lejano, por los tentáculos que el ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública del presidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) tuvo en la entidad y su relación, específicamente, con el morenovallismo. Nombres como los del ex diputado priísta Ardelio Vargas Fosado y el también ex secretario de seguridad estatal, Facundo Rosas Rosas, van en paralelo con el poder y la carrera del ex funcionario federal, quien y compareció esposado la tarde de este martes, en una corte federal de la ciudad de Dallas, Texas.
Es muy difícil encontrar rastros de algún encuentro público entre García Luna y las cabezas del grupo que gobernó Puebla, a partir de 2011.
Sin embargo, quien en aquel año era el poderosísimo titular de la SSP del Gobierno de la República, fue la mano que definió, o al menos recomendó, a quienes entonces y después fueron los titulares de la misma área a nivel estatal, en el morenovallismo.
Primero, el ex diputado priísta Ardelio Vargas Fosado, con quien el hoy preso por varios delitos, todos por su presunta relación con el narco, tiene una relación profunda de amistad, casi desde la juventud.
Luego, Facundo Rosas Rosas, la mano ejecutora del operativo en Chalchihuapan, que tan mal terminó, y a quien se acusó antes de su salida del cargo, en julio de 2015, de estar coludido con las bandas de chupaductos.
Los dos con estrecha relación con García Luna.
En otro flanco del efecto que se ha desbocado con su captura, está el estrictamente político.
Éste golpea las aspiraciones de quien fue oficialmente su jefe, el ex presidente Felipe Calderón, de conformar un nuevo partido, su México Libre, que ha quedado, con este grave tema, prácticamente desactivado.
También se derrumba la narrativa del éxito, en comparación con el actual gobierno lopezobradorista, que se supone tuvo la guerra de Calderón contra el narcotráfico.
Aquellos que presumían, desde la voz y desde la pluma, que el panista fue más eficiente en el combate al crimen, de lo que ha demostrado Andrés Manuel López Obrador, se han quedado sin argumentos.
Así están, ahora, tras la aprehensión y los procesos contra el que fue el cerebro de esa llamada guerra.
Y es que no son menores ni pocas las acusaciones.
Conspiración para traficar cocaína, declaraciones falsas a autoridades judiciales federales.
Cohecho, coparticipación en diversos delitos contra la salud, delincuencia organizada y otros.
O más resumido y sencillo: por la protección que dio al Cártel de Sinaloa desde la SSP mexicana, como ha señalado un fiscal de Nueva York.
Todo a cambio de descomunales sobornos multimillonarios.
El calderonismo entero y sus proyectos futuros están ahora en entredicho.
Conforme se supo la noticia, vinieron los deslindes.
Felipe Calderón escribió en Twitter:
“Estoy conociendo por redes sociales la versión del presunto arresto de Genaro García Luna. Desconozco detalles y estoy pendiente de la información que confirme el hecho, como de los cargos que, en su caso, se le imputen. Mi postura será siempre en favor de la justicia y la ley”.
Ente las miles de respuestas, una llamó la atención por tratarse del presidente del Poder Legislativo de Puebla, el morenista Gabriel Biestro Medinilla.
“Los cargos son graves y se complementan con la investigación de Anabel Hernández, la evidencia está para demostrar que tú y tu gabinete se enriquecieron a costa de cientos de miles de vidas con tu guerra que fue una farsa pactada con los cárteles, pero se hará justicia”, reviró.
Sin que lo mencione el legislador del Congreso poblano, y sin saber el punto que juega en esta trama, lo que será tarea de las autoridades, Puebla ha estado relacionada con García Luna, en el pasado próximo.
Uno de sus mejores “amigos”, con quien solía platicar incluso de “cosas familiares”, según relató, es el poblano Ardelio Vargas Fosado.
El ex presidente municipal de Xicotepec y ex diputado federal del PRI y Genaro tienen carreras como funcionarios especialistas en seguridad, muy cercanas.
Desde sus días como informantes del entonces Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), en los años 90.
Desde sus respectivos pasos por la Policía Federal Preventiva (PFP) y la Agencia Federal de Investigación (AFI), el hoy preso en Texas iba dejando, literalmente, sus cargos al poblano.
De ahí que en primera persona, Ardelio contaba que “nos matan de risa” las versiones de que son enemigos.
Por petición del entonces secretario de Seguridad federal es que Vargas aceptó ser el titular de la SSP estatal al arranque del morenovallismo, en 2011, aunque no se trataba de un gobierno de su misma filiación política.
El cargo lo ejerció Ardelio hasta 2013, cuando fue llamado al gobierno de Enrique Peña Nieto, como comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), ese sí de su misma militancia.
Entonces, llegó a Puebla, al cargo y con el gobernador Rafael Moreno Valle otro recomendado de García Luna, un hombre que había crecido bajo su tutela, a su sombra y con su padrinazgo: Facundo Rosas Rosas.
La historia es bien conocida, sus fracasos muy documentados, como el caso Chalchihuapan.
Su salida, oscura, entre acusaciones de estar coludido con el huachicol.
Con la aprehensión y previsible muy triste suerte que espera a Genaro García Luna, en muchos lugares y en muchos niveles, hoy hay quienes dormirán intranquilos.
Si es que lo hacen.
En Puebla o relacionados con el estado, otros más estarán nerviosos.
Sólo ellos, cada uno, sabrá el tamaño de su preocupación.