La agresión perpetrada por habitantes de la comunidad de Apango, municipio de Acajete, este lunes contra soldados que realizaban el aseguramiento de una bodega con material ilegal, es una de las 126 que ha contabilizado la Comisión de la Defensa de la Cámara de Diputados en este año y parte de la decena que ha ocurrido recientemente en Puebla contra las Fuerzas Armadas. Es también muestra de que la visión y “estrategia” de chantaje moral del presidente-predicador Andrés Manuel López Obrador, contra los criminales, no funciona. Ha quedado demostrado que el “Pueblo Bueno” no es tan bueno y que los delincuentes no piensan en sus mamacitas. Ante la escalda de violencia y la falta de un plan de contención y combate real contra los criminales que involucran a la población en sus actividades, el Ejército ya anunció que va a defenderse. ¡Gran noticia, pero ojalá no sea demasiado tarde!
Estos casos evidencian también que el Presidente confunde represión con aplicación de la ley y del Estado de Derecho.
Ata de manos y condena a la indefensión e ineficiencia a los integrantes de las Fuerzas Federales, por sus prejuicios ideológicos y hasta religiosos.
Ha renunciado al “derechista” -pero sagrado- derecho constitucional del uso legítimo de la fuerza.
El caso Apango, Puebla, que ha generado la indignación nacional e internacional, nos recuerda que a los delincuentes, principalmente a esos que hacen de la población civil su escudo, no les espantan los fuchis ni los guácalas presidenciales.
El tema es además muy sensible en Puebla, pues lo ocurrido en el municipio de Acajete está muy lejos de ser un caso aislado, por si a alguien se le ocurre calificarlo así, sino una constante.
De botepronto, la memoria podría citar una decena de hechos similares, en los que la población ataca a soldados, marinos o agentes de la Guardia Nacional en nuestra entidad.
Los más recientes: el 26 de julio, cuando un presunto grupo de huachigaseros se enfrentó a personal de Seguridad Física Pemex y agentes estatales y federales, en San José Carpinteros, Tepeaca.
Antes, el 24 de junio, en San Martín Texmelucan, habitantes de la colonia La Purísima apedrearon a militares que combatían a chupaductos.
Son sólo dos ejemplos de al menos una decena de casos, en los últimos cinco meses.
La condena es unánime, como ha sido el respaldo a los efectivos de las Fuerzas Armadas.
La Coparmex-Puebla condenó los hechos y brindó apoyo a los militares.
“Ya basta de permitir el envalentonamiento de los delincuentes”, sentenció en un comunicado que firma su presidente, Fernando Treviño Núñez.
Y es envalentonamiento por impunidad.
Mientras todo esto ocurre, en las repercusiones del caso Apango se ha desatado una guerra de percepción.
Circula la versión, llena de contradicciones, de una supuesta madre, mamacita, como dice López Obrador, que acusa que el Ejército “mató” a su hijo.
La evidencia disponible dice todo lo contrario.
Es abiertamente propaganda negra, o su intento, contra las Fuerzas Armadas.
No prospera, ni lo hará afortunadamente.
El caso Acajete y otros, fue tema de un pronunciamiento enérgico también en San Lázaro, por parte de Benito Medina Herrera, presidente de la Comisión de la Defensa Nacional.
El general en retiro dijo que en lo que va de 2019, se han registrado 126 agresiones contra las Fuerzas Armadas del Estado Mexicano.
En éstas, 11 militares han perdido la vida y 40 más han sido heridos “por defender las instituciones, la lealtad de la patria y al pueblo de México; esto no es permisible”.
Advirtió el hoy diputado que “requerimos poner en práctica nuestras capacidades y estrategias para tener mayores y mejores resultados en favor de México, para eso hemos sido entrenados y para eso hemos dado la vida”, remató en la sesión plenaria de este martes, al intervenir desde su curul.
El gobierno de Puebla informó la noche de este martes, que en Apango la situación ya es de normalidad.
“Toda vez que se realizaron las diligencias correspondientes en apoyo a la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) y de la Fiscalía General del Estado (FGE) en las labores para el cateo de una bodega”.
No hubo luto, así nos muestra la evidencia, en este caso.
Sin embargo, ¿cuántos Apangos más tendremos?
Es la pregunta, también, unánime.
¿Se habrá escuchado en Palacio Nacional?