El pasado lunes comenté aquí que ninguno de los personajes designados por Miguel Barbosa como futuros secretarios de Despacho podía darse por seguro. Entre otras cosas porque no todos han logrado aprobar “la prueba del ácido” o ha surgido información que lo ha llevado a rectificar la decisión, un lujo que el gobernador electo de Puebla sí puede darse en esta etapa de transición y de construcción –y acabado fino- de lo que será su administración.
En ese sentido, en los últimos días, en los pasillos del poder, ha corrido fuertemente un rumor: que Carlos Francisco Urbina Tanús se habría caído como próximo secretario de Infraestructura del gobierno estatal.
¿La razón?
Según las fuentes, que no confirman ni niegan la especie –pero tampoco la frenan-, las imprudentes declaraciones que realizó sobre el tema del ajuste a la tarifa del transporte público, palabras que causaron que se elevara la temperatura innecesariamente en un terrero que estaba bajo control, lo que incluso derivó en un incipiente paro de algunas rutas el pasado lunes.
Y es que Urbina Tanús no sólo habló de un tema que ni le incumbe ni le incumbirá dado que su área será única y exclusivamente la obra pública, dada la desaparición de la actual Secretaría de Infraestructura, Movilidad y Transporte para dar pies a dos nuevas dependencias: la Secretaría de Infraestructura y la Secretaría de Transporte, como parte de la reingeniería impulsada por el próximo gobierno; también, y esto fue lo grave, reventó el acuerdo que existía entre el gobernador Guillermo Pacheco Pulido y el gobernador electo Miguel Barbosa para que el primero autorizara el incremento a la tarifa asumiendo el obvio costo político que una medida así acarrea.
Inexperto, sin darse cuenta de lo que iba a causar, Urbina Tanús aseguró que sería la administración de Miguel Barbosa la encargada de determinar o no el mentado aumento; los transportistas, que ya estaban a la espera del anuncio, interpretaron que alguien estaba faltando a su palabra… y ocurrió lo que ocurrió: el 8% de las rutas metropolitanas se fueron a paro como señal de enojo y medida de presión.
Bueno, ni siquiera Guillermo Aréchiga fue tan irresponsable al ser nombrado futuro secretario de Transporte, es decir, el funcionario al cual sí le tocará lidiar con ese tigre de afiladas garras y largos colmillos -con todo y que del sector conoce lo que un niño de primaria de física cuántica, aunque ese es otro tema-.
En los últimos días se ha insistido en la versión: Miguel Barbosa anda a la búsqueda de un secretario de Infraestructura pues el que nombró “se cayó” –y se calló (o lo callaron) literalmente-. Este jueves, de hecho, durante la reunión que el gobernador electo sostuvo con un grupo de transportistas en estupendos términos para avanzar en nuevos acuerdos sobre el irremediable ajuste a la tarifa del pasaje, el asunto fue comentado entre algunos integrantes del gremio.
En todo caso será en los siguientes días cuando se confirme o desmienta la especie y el único que tiene –y tendrá- la última palabra al respecto es el gobernador electo.