Sí, el senador Alejandro Armenta Mier tiene muchas, muchas posibilidades de ser el candidato de Morena a la gubernatura de Puebla en la elección extraordinaria de junio próximo. Trae el apoyo de Alfonso Romo, César Yáñez y Dulce Silva, así como de varios importantes senadores. Es el más competitivo, tiene las lealtades de unos 80 alcaldes emanados de las filas de Morena, el PRI y hasta el PAN; la simpatía de Mario Marín y es dueño de una importante estructura construida a partir del interminable éxodo priísta. Sin embargo, tiene el veto de Yeidckol Polevnsky, la dirigente nacional de Morena, y es visto con desconfianza por el mismísimo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. ¿Por qué?
Básicamente por una razón: su pública y obvia alianza con Ricardo Monreal, un senador cada vez más distanciado de Palacio Nacional que, desde la óptica del presidente, va contracorriente de AMLO para construir su proyecto presidencial.
Yeidckol Polevnsky y AMLO tienen registro que Monreal pactó en su momento, por ejemplo, con Rafael Moreno Valle en dos temas importantes: el fallo del TEPJF del caso Puebla y el proceso para ocupar la vacante del magistrado de la SCJN José Ramón Cossío, jugándole las contras al presidente.
Sí, Alejandro Armenta tiene posibilidades de desbancar a Luis Miguel Barbosa de la candidatura y de hecho ya activó todos los resorte en ese afán. En su rueda de prensa de este domingo, dio algunas señales. Dijo que si Morena ya tomó la decisión a favor de Barbosa, lo apoyará sin mezquindades –“Que no se pongan nerviosos”, jugó-, pero de inmediato subrayó que si él es factor de unidad, sí irá por la gubernatura.
Es decir: sí cierra pero no cierra la puerta del todo.
Armenta tiene muchos puntos a favor, pero su cercanísima relación de complicidad con Monreal, quien ya incluso ya lo integró a la Junta de Coordinación Política del Senado, lo perjudica más que ayudarlo, sobre todo si se recuerda que López Obrador perdona pero no olvida.
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En el grupo morenovallista lo tienen claro: todo habrá terminado si no logran que Jesús Rodríguez Almeida sea el gobernador interino.
De esto, y sólo de esto, depende la posibilidad de aspirar a ser competitivos en la extraordinaria de junio.
Los herederos de Moreno Valle y de Martha Erika Alonso tienen como prioridad poner un interino alineado a sus intereses.
Un fracaso significará no el principio del fin: será El Fin, así con mayúsculas, y entonces ahora sí una nueva época nacerá en Puebla.
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Pase lo que pase, el candidato del PAN saldrá de una macro encuesta (o una serie de encuestas) que el CEN ya prepara.
A pesar de lo que se cree, nadie tiene nada asegurado.
Definitivamente será el más competitivo.
Hoy las últimas encuestas conocidas señalan que Morena está 2 a 1 arriba del PAN en el estado y 3 a 1 sobre el PRI.
En el ejercicio serán medidos todos los interesados, sin vetos ni exclusiones.
Desde Luis Banck, Lalo Rivera y Humberto Aguilar hasta Jorge Aguilar Chedraui, Juan Pablo Piña, Mario Riesta, Tony Gali Jr y hasta Guillermo Velázquez, el panista al frente del municipio más importante ganado por el partido en el estado: Atlixco.
Todo el que levante la mano será tomado en cuenta.
No están como para repetir los mismos vicios y los mismos errores del pasado.
Están viendo la rogación y ahora sí se están hincando.
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Sonrisas, muchas sonrisas generó en el cuartel barbosista la abierta campaña que esta semana inicia la senadora Nancy de la Sierra con el obvio fin de colarse a la puja por la candidatura de Juntos Haremos Historia a la gubernatura de Puebla.
Cuentan que Luis Miguel Barbosa sigue con atención, pero sin preocupación, los movimientos de la esposa del diputado José Juan Espinosa, a la cual aquí y allá, allá y aquí, consideran un perfil muy menor.
De la Sierra estará en Zacapoaxtla, Teziutlán y San Pedro Cholula, su coto de poder más obvio.
El pretexto: “Asambleas Informativas”. El fin: aplastar a Barbosa en su intentona de repetir como candidato.
Suenan los tambores de guerra.
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La guerra intestina del lopezobradorismo poblano por ocupar esa posición, como principal causa de retraso, ha llevado la designación del gobernador o gobernadora interino hasta el nuevo periodo ordinario de sesiones de la LX Legislatura del Congreso local.
Hay que recordar que la fecha límite para que los 41 diputados locales se pongan de acuerdo -en realidad sus cúpulas o venga la orden desde Palacio Nacional- es el 25 de enero.
Ya será en tiempos de sesiones regulares, cuando se tome esa decisión.
Todavía buscan un “gran acuerdo” o la unanimidad.
Pero cada día que pasa se ve más complicado.
Este lunes, la Comisión Permanente convocará al nuevo periodo ordinario.
Mientras tanto, la lista de aspirantes ya llega a 31.
Algunos representan malas bromas.
Muchos han convertido este tema en una vacilada.
Sin embargo, hay que apuntarlo con claridad, en ningún reglamento, ley o la Constitución de Puebla se establece que los interesados deben presentar una “carta de intención”.
Lo más probable es que la o el elegido ni siquiera estén apuntados.
Ya falta menos.