Arturo Luna Silva
El pasado 15 de febrero, el corrupto presidente municipal de San Andrés Cholula, el panista David Cuautli Jiménez, agarró la jarra.
Y de qué manera.
Temprano llegó al bar Apolo, que sirve -dicen- buenas botanas.
Y se fue ya de madrugada.
Estuvo tome y tome y tome… y no precisamente consejos.
Con varias estocadas encima, sin poder hacer ni el 4 ni 8 ni el 12, decidió marcharse.
Pero como sus achichincles no lo dejaron usar su automóvil particular, tan mal andaba, que entonces se puso furioso, mentó madres, amenazó a todos y llamó a una patrulla de la Policía Municipal.
Le tocó a la número 51, un vochito.
De un grito bajó al aterrado uniformado y se subió.
A continuación, agarró el volante y arrancó como si el diablo le fuera a torcer el cuello.
Total que se fue.
Sí, se fue a poner en la torre.
La juerga terminó en borrachazo.
Y el borrachazo en problema.
¿Quién dice que no se puede?
Como era de esperarse, Cuautli se volcó en la carretera federal a Atlixco, exactamente en el kilómetro 16, con dirección a Puebla.
Casi frente al CONALEP.
El conductor (o sea el alcalde de San Andrés) iba en tercer grado de alcoholismo.
Hubiese tronado -y como chinampina- cualquier alcoholímetro.
Al lugar del choque llegaron el síndico, un regidor, cuatro patrullas de la Policía Municipal y cinco de Tránsito -éstas últimas encabezadas por Roberto Paz, el truculento jefe de Vialidad-.
Se apuraron y se llevaron a Cuautli, su ebrio patrón, en un vehículo particular.
Dicen que para meterlo al coche, lo tuvieron que cargar cual bulto de harina.
Acto seguido, trajeron una grúa del ayuntamiento y trasladaron la patrulla chocada sin dar parte, como procedía, a la Policía Federal.
Hubo daños tanto a la carpeta asfáltica como a varios señalamientos viales del gobierno federal.
Pero ellos, solícitos, limpiaron la escena.
Como se ve en las fotos de allá arriba, la unidad policiaca quedó bastante golpeada.
Y el hecho, impune.
Desde entonces, en el gobierno de San Andrés nadie se acuerda de nada.
O más bien: nadie quiere acordarse de nada.
Y es que además de corrupto y borracho, David Cuautli es amnésico.
¿Habrá todavía que dude que éste será el lastre que el PAN deberá arrastrar durante la campaña 2009?
***
Ayer, la oposición tuvo por fin sus 15 minutos de fama en el Palacio Legislativo.
(Si Andy Wahrol los hubiese visto, volvería a morirse).
Y es que por exactamente ese tiempo (15 breves-eternos minutos), diputados del PT, PRD, PAN y PANAL encabezaron la Mesa Directiva del Congreso del estado.
Me parece que nunca antes había pasado.
O al menos no recientemente. Manuel Fernández (PT), presidente. Irma Ramos Galindo (PRD), vicepresidenta. Luana Amador, PAN, y Pablo Contreras (PANAL), vocales.
La foto puede que pase a la historia.
(Si no es a la de a deveras, al menos a la de la ignominia)
Y es que fíjese nada más:
¡Encabezaron la Mesa Directiva!
¡Y 15 minutos!
El tiempo que el presidente del Congreso, José Othón Bailleres (PRI), ocupó para ir al baño.
Algo es algo, ¿no?