Creer o suponer que Andrés Manuel López Obrador y su alta popularidad no serán factores determinantes en el desenlace de las elecciones del 2024 en todo -literalmente todo- el país, es engañarse.
Si bien no será igual a lo ocurrido en 2018, cuando el entonces candidato de Morena-PT-PES arrasó en las urnas y con su ola, la Ola AMLO, impulsó hasta la victoria a prácticamente todos sus candidatos y candidatas a las gubernaturas, senadurías, diputaciones y presidencias municipales, incluso a los desconocidos y a los impresentables, el factor López Obrador va a influir de forma decisiva en el rumbo de los próximos comicios.
El tabasqueño, ciertamente, no aparecerá en las boletas, pero fungirá, en los hechos, como el coordinador general de las campañas de Morena-PT-PVEM, sin importar apenas lo que digan el INE o el Tribunal Electoral, y echará mano de todos los recursos a su alcance, que no son pocos, para conservar la Presidencia, lograr una mayoría absoluta en las Cámaras y ganar o retener todas las gubernaturas en juego, incluyendo Puebla por supuesto.
Su gobierno podrá estar reprobado en rubros como seguridad, salud, educación o combate a la pobreza, y sus críticos podremos reprochar una y mil veces la realización de obras inútiles y onerosas como el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles”, la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya, así como todas las frivolidades, victimismos, mentiras, abusos y excesos que han caracterizado su gestión, pero el Presidente sigue aprobado por la mayoría de la población, es decir, por un sector muy amplio (no sólo los beneficiarios de los programas de Bienestar) que por varias razones piensa que hoy al país le va mejor o que la riqueza está mejor distribuida que con los gobiernos del PRI y PAN.
La intensidad con que en Puebla se está peleando la candidatura de Morena al gobierno del estado, tiene que ver sin duda con esta lectura.
Tanto Alejandro Armenta e Ignacio Mier como Rodrigo Abdala, Olivia Salomón, Claudia Rivera y Julio Huerta entienden que la contienda no será precisamente un día de campo -y menos si el factor Xóchitl Gálvez crece y logra permear entre los votantes indecisos o en quienes de plano abominan de la política-, pero saben que, con la popularidad de AMLO, y con AMLO como “General en Jefe”, el triunfo no será tan complicado.
Véanse sino los excelentes números que el Presidente registra en nuestro estado, según la más reciente encuesta de la empresa enkoll.
Hoy, 80 por ciento de los poblanos y de las poblanas lo aprueban y eso, guste o no, arrastrará hacia arriba a los candidatos y a las candidatas de Morena-PT-PVEM en 2024, en un proceso en el que además los gobernadores de la 4T serán también determinantes en muchos sentidos, como es el caso de Puebla, donde Sergio Salomón Céspedes Peregrina alcanza ya una aprobación de 54 por ciento.
Desde luego, falta mucho por ver y por ocurrir, pero hoy, con todo y Xóchitl Gálvez, no se ve cómo en realidad la oposición pueda contrarrestar el factor AMLO.
Harán falta más que ocurrencias, o rodadas, o buenas puntadas, para que el PAN-PRI-PRD y sus candidatos luzcan competitivos en unas elecciones en las que el Presidente, además, no va a escatimar absolutamente nada (y nada es nada) con tal de seguir mandando en el país por al menos un sexenio más.