Luego de casi dos décadas de haber llegado al poder del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), en el horizonte próximo se ve el final de la actual dirigencia nacional, que encabeza Víctor Fuentes del Villar, quien tiene oídos sordos, es cómplice de injusticias contra sus agremiados y está encapsulada en una burbuja que ni ve ni oye a la base trabajadora.
La disidencia nacional, que de manera más que justificada ha acumulado el actual Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de los electricistas, que dejó de ser un sindicato de izquierda y bastión de la clase trabajadora, es de tal magnitud que pronto veremos noticias de una nueva organización gremial, que desde la mayoría y la legitimidad podría arrebatar la representación al SUTERM.
Hay que echar un poco la memoria atrás para entender por qué el desgaste de Fuentes del Villar, quien vive rodeado de privilegios y de una cúpula de depredadores, quienes lo envenenan con intrigas, conspiran contra los líderes genuinos y fabrican narrativas para un ataque constante.
“La grave situación que enfrenta la institución, me dicen, no se entendería sin el lastre que significa el SUTERM, encabezado por Víctor Fuentes del Villar, quien accedió al cargo en 2005 sin pasar por el engorroso trámite de ser electo por sus representados, sino que simplemente maniobró cupularmente para hacerse del control de 80,000 trabajadores y, sobre todo, de sus cuotas y el dinero público que ingresa a raudales al sindicato, sin rendir cuentas a nadie”.
La cita es a un texto de la periodista Lourdes Mendoza, para La Silla Rota, de noviembre pasado, bajo el título “Saqueo, corrupción y crimen en CFE”.
El SUTERM es hoy un sindicato patronal.
Un sindicato blanco, que no vela por sus representados.
Así ha quedado patente con denuncias desde Campeche hasta Jalisco, pasando por Puebla, en donde el SUTERM fue pilar de la ideología de izquierda.
En esos dos estados, sólo para ejemplo, las intrigas y campañas de desprestigio de la cúpula de Fuentes del Villar llevaron a la destitución de los líderes que genuinamente tenían contacto permanente con la base.
Otra muestra evidente son los ataques que por órdenes de Víctor Fuentes, por cierto de 86 años de edad, se han perpetrado sistemáticamente contra Vinicio Limón Rivera, ex secretario de organización del gremio.
Víctor Fuentes ha lanzado en comunicados oficiales -al menos uno- al líder sindicalista, retirado hasta ahora, decenas de epítetos y calumnias, pero no ha presentado ningún señalamiento serio y menos consistente.
¿Qué pasa en realidad?
¿Por qué la saña y obsesión de Fuentes contra Limón?
La respuesta es que el jubilado de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), tras 43 años de servicios, conoce a su gremio.
Con el encargo sindical que Limón tuvo por 18 años, también lo conocen a él.
Y en todo el país.
Vinicio Limón, quien estuvo cerca de llegar a un escaño del Senado de la República en 2018, estaba retirado de la vida gremial.
Pero los ataques lo han vuelto a meter para defenderse de las que califica como infamias.
Suele citar el dicho popular que es mala idea meterse con el cocinero.
Aquí aplicaría que es mala estrategia, atacar, sin razón, a quien realmente tiene liderazgo.
En una extensa carta dirigida a sus compañeros de la CFE, Vinicio Limón señala que el golpeteo que ha recibido se debe fundamentalmente a que la base trabajadora lo vio como un sucesor viable a la Secretaría General del SUTERM.
Dice que Víctor Fuentes carece de liderazgo, humilla a los trabajadores -especialmente a las mujeres- y ha sido un “líder” complaciente con la Comisión Federal de Electricidad.
Han pasado casi 20 años de la actual dirigencia.
Está anquilosada.
Es dinosáurica.
Dejó de defender a los electricistas.
Ha perdido beneficios para los trabajadores.
Ha dejado ir prestaciones.
Ha sido cómplice.
El SUTERM es hoy un sindicato patronal que sólo enriquece a sus “dueños”.
Pero parece cuestión de tiempo para que las cosas cambien.