Con la finalidad de allegarse apoyos y operadores que les construyan estructuras electorales y simpatizantes que se comporten como tales en las encuestas, las “corcholatas” poblanas han hecho alianzas con personajes francamente impresentables que, en lugar de sumarles, les restan y peor: contaminan la imagen de honestidad y pureza 4T que quieren proyectar.
Ocurre con el senador Alejandro Armenta (véase con atención el caso de Israel Pacheco, el desprestigiado ex líder del sindicato de trabajadores del ayuntamiento de Puebla) y también con el diputado federal Ignacio Mier, a quien hasta al interior de su equipo se le cuestiona la cercanía con la diputada federal Julieta Vences Valencia y con su esposo, el diputado local Carlos Alberto Evangelista Aniceto, dueños de una historia ligada a la corrupción y abusos desde instancias de gobierno.
Está documentado que cuando fue asesora técnica del Fondo para el Apoyo a Proyectos Productivos en Núcleos Agrarios de la SAGARPA, Julieta Vences, en complicidad con Evangelista Aniceto, cometió una serie de abusos que hasta la fecha tienen eco.
Aprovechando su posición, lograron obtener hasta un millón de pesos mensuales para productores de la región de Tecamachalco, dinero que no llegó a manos de los supuestos beneficiarios, o solo una parte de él.
Entre 2014 y 2016, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) logró detectar el desvío de recursos que se hacía con el manejo de las partidas operadas desde la oficina de la actual aliada del coordinador de diputados federales de Morena.
Había irregularidades graves, como falta de comprobación del dinero público y constantes facturas canceladas.
Por esos años, Julieta Vences tuvo serios problemas con mujeres del PRD, quienes la acusaron precisamente de haberles robado su recurso.
En su defensa salió Carlos Alberto Evangelista Aniceto, quien en ese momento dijo ser su “contador”.
En la Delegación de la SAGARPA, de la 26 Norte 1202, en la colonia Resurgimiento, se armó incluso una batalla campal en la que incluso Evangelista llegó a los golpes con esposos de algunas de las quejosas.
Tuvo que intervenir la seguridad de la dependencia federal para calmar las cosas.
Luego se supo, con precisión, que la pareja Vences-Evangelista recibió el dinero presentando una factura por una supuesta adquisición de insumos por más de 4 millones de pesos y posteriormente esa factura fue cancelada por falta de pago.
Ese era su negocio y de ello están como prueba las facturas canceladas, que tanto llamaron la atención de la ASF.
El modus operandi era el siguiente: tramitaban y obtenían presupuesto para un supuesto pago de insumos en beneficio de productores de la región de Tecamachalco y tras recibir el dinero, esperaban unos días y posteriormente las facturas resultaban canceladas, sin que se conociera el destino del dinero.
O sí: los bolsillos del matrimonio.
Así, llegaron a desviar varios millones de pesos con toda impunidad, pues como se sabe, la ASF es la mayor tapadera del mundo.
Hoy, Julieta Vences y Carlos Alberto Evangelista andan por todos lados presumiendo su alianza con Ignacio Mier, aspirante a la candidatura de Morena al gobierno del estado de Puebla, a quien le operan en Tecamachalco, Esperanza y Tlachichuca, entre otros municipios.
Fundadores de Morena, partido del que se han servido más de lo que han servido -ambos son legisladores plurinominales-, han sido señalados no sólo de desvío de recursos públicos, sino también de venta de candidaturas.
En complicidad con su hermano Manuel, Carlos Evangelista lo hizo cuando fungió como efímero representante en Puebla del presidente del CEN de Morena, Mario Delgado, quien, fiel a su costumbre, ni se inmutó ante el alud de pruebas que documentaban cómo vendieron candidaturas a alcaldías y diputaciones de mayoría relativa.
“Me la deben”, suele decir Evangelista Aniceto a varios ediles y diputados y diputadas locales de la LXI Legislatura.
Es larga la historia de abusos y agravios cometidos por la pareja Vences-Evangelista, tanto que hasta en el equipo de Ignacio Mier no dejan de señalar que “con esos amigos, para qué queremos enemigos”.
Las “corcholatas” poblanas en general, no sólo el coordinador de los diputados federales de Morena, también Alejandro Armenta y Julio Huerta, deberían empezar a depurar la lista de sus “aliados”, antes de que terminen manchados por el pasado y presente de quienes, en lugar de sumarles, les restan y los contaminan.
Que luego no digan que no se les advirtió a tiempo.
CTM PUEBLA YA ES DE MORENA Y VA CON JULIO HUERTA
Hace una semana, escribí:
“Son legión los priistas que se están yendo a Morena.
“La sangría es a cuentagotas, pero no deja de ocurrir. Fluye por todas las venas del oxidado y corrompido aparato tricolor.
“Ignacio Mier, Alejandro Armenta y Julio Huerta son los principales beneficiarios de este éxodo (ni tan) silencioso.
“Estructuras completas del tricolor ya están operando para alguna de las “corcholatas” poblanas.
“Nombres como Pepe Chedraui, Enrique Doger, Javier Casique, los Morales, Leobardo Soto, Pepe Márquez y un largo etcétera ya tienen candidato a la gubernatura y ese candidato no es precisamente del PRI”.
Y ayer uno de los mencionados, el líder de la CTM de Puebla, Leobardo Soto, de plano se descaró y le armó un concurrido acto de apoyo a Julio Huerta, ex secretario de Gobernación.
“Encuentro por la unidad con Julio Huerta”, lo denominaron, y durante el mismo quedó más que claro que la central de los trabajadores en el estado, que alguna vez fue ferviente soldado priista, ya tiene candidato a la gubernatura y, en efecto, ese candidato no es del PRI sino de Morena.
El compañero Leobardo puso a las órdenes del compañero Julio a más de 100 sindicatos poblanos y el compañero Julio agradeció emotivamente al compañero Leobardo el detallazo.
“Me sentí muy contento de saber que es la primera vez que sesionan desde hace más de tres años y que lo hicieron para recibirme”, expresó Huerta.
Y, para no perder la costumbre, el dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo, fue el último en enterarse.
Como los maridos engañados.