La tan cacareada unidad, hoy convertida en eje de los discursos de los tres principales aspirantes a la candidatura de Morena al gobierno del estado, es un reto mayúsculo, que debe construirse con paciencia, piso parejo, madurez política, seriedad y otros tantos ingredientes que deberán aportar todos los actores, no solamente los contendientes, para superar el riesgo de convertirse en una ilusa simulación o una utopía (o las dos a la vez).
Por primera vez, los tres principales y declarados competidores del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a la gubernatura estuvieron juntos en un acto partidista.
Fue en un foro de las juventudes morenistas poblanas.
En el Parque Juárez de la capital del estado.
Una Jornada Cultural.
Ahí estuvieron los tres.
Sentados en este orden:
El presidente del Senado, Alejandro Armenta; el ex secretario de Gobernación estatal y coordinador de Claudia Sheinbaum en Puebla, Julio Huerta, y el coordinador de los diputados federales de ese partido, Ignacio Mier.
Fue un acto colorido.
Mier llegó tarde y sus seguidores desataron una guerra de porras.
Hubo arengas para los tres.
Algunas esporádicas.
Otras evidentemente sembradas.
Algarabía y, afortunadamente, ningún connato de bronca.
Citlalli Hernández Mora, la secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), tuvo que llamar a la calma.
Incluso reconvino por la batalla de gritos.
Luego de ese encuentro, todos hablan de unidad.
De que habrá respeto al resultado de las encuestas.
Que serán uno mismo, tras el proceso de selección del candidato.
Que no habrá ataques.
Que caminarán como hermanos, como primos, como familia…
Eso suena muy bien en el discurso, pero en la realidad, al menos hasta hoy, sucede algo muy distinto.
Hay golpes bajos.
Acusaciones.
Descalificaciones.
Ataques velados y abiertos, desde sus equipos.
Mensajes sicilianos en la prensa.
Controlar el proceso estatal, que se espera comience tras la selección del candidato o la candidata a la Presidencia de la República y concluya en octubre o inicios de noviembre, será el reto de las dirigencias nacional y estatal.
Uno muy complicado.
Todos los actores involucrados deberán aportar su granito de arena.
¿Imposible?
Tal vez.
Tal vez no.
El desafío es que la metáfora de la guerra de porras...
No termine en una refriega real, agria y llena de descalificaciones y que les pase como en Coahuila, donde la división y la ruptura propiciaron el triunfo de una alianza encabezada por el PRI.
Veremos.
Por cierto: ni Mier ni Armenta lograron disimular la incomodidad de estar casi juntos y de compartir escenario y reflectores.
No se detestan: se odian.
Hay múltiples agravios entre ambos.
Y los tambores de guerra suenan y suenan y vuelvan a sonar…
EDUARDO RIVERA ACELERA
Según ha anunciado la cúpula del Frente Amplio por México (PAN, PRI, PRD y otros tantos participantes), el 3 de septiembre tendrán al candidato o a la candidata que aparecerá en la boleta para enfrentar a Morena y al abanderado o abanderada lopezobradorista.
De este modo, el banderazo de salida se ha dado, con la carrera por la postulación a la Presidencia de la República ya en desarrollo, también en los nueve estados en que habrá elección de gubernatura.
Puebla, por supuesto, entre los principales.
Aquí, de acuerdo con todas las mediciones (y todas son todas) solamente el alcalde de la capital, Eduardo Rivera Pérez, puede dar la batalla.
No se sabe si ganar.
Pero sin duda dar una decorosa contienda (y hasta con algunas posibilidades) contra el morenismo.
Rivera Pérez ha leído los tiempos.
Y ya llegaron.
Él y quienes lo respaldan han visto que es tiempo de salir a la carrera.
Al menos esa impresión da su intensa actividad del fin de semana.
Particularmente, fuera de la ciudad que gobierna el panista.
El sábado estuvo en Tepeaca.
El domingo en San Martín Texmelucan.
El Frente ya se registró oficialmente ante el Instituto Nacional Electoral (INE) este domingo.
De inmediato, se prevé, comenzará la carrera en los estados.
Y por eso mismo el alcalde ha decidido acelerar… porque, como he dicho, de que se lanza… ¡se lanza!