Para Jesús M. Peña Fernández, por todas las batallas ganadas
Mucho tendrán que reflexionar los partidos políticos de oposición y del régimen, a partir de la próxima semana, con los resultados que arrojen las elecciones en Coahuila y el Estado de México. Los dos casos dejarán lecciones y encenderán alertas para Puebla, tanto para PRI, PAN y PRD, como para Morena. Las cifras que se reporten en las urnas el próximo domingo tendrán un peso específico en las estrategias para nuestro estado.
La imagen de “seguidores” de la candidata de la alianza Va por el Estado de México, Alejandra del Moral, del PRD contra el PRI liándose a golpes en el zócalo de Toluca, antes de su cierre, anuncia lo que ocurrirá.
No hay duda de que caerá un dominio centenario del tricolor en tierras mexiquenses.
También desaparecerá la hegemonía del poderoso Grupo Atlacomulco, hoy reducido a escombros.
La incertidumbre será por cuántos puntos.
¿Muchos o pocos?
¿Será la oposición realmente arrasada por el lopezobradorismo que presentó a una muy mala candidata?
¿O algo de dignidad en las cifras rescatarán priístas, panistas y perredistas?
Sí, Delfina Gómez Álvarez, la ex alcaldesa de Texcoco, ex diputada federal, ex senadora y ex secretaria de Educación, fue una pésima abanderada.
No logró conectar con las clases medias y altas.
Hizo corto circuito con los empresarios
No emocionó a los jóvenes.
Ni siquiera a los militantes de hueso colorado de los partidos que la abanderan: del Trabajo (PT), Verde Ecologista de México (PVEM) y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Aun así, ganará.
El lopezobradorismo fue capaz de ir con una mala carta a la elección que se advertía como la más complicada y es la más importante, desde que Andrés Manuel López Obrador llegó a la Presidencia en 2018, y ganará.
Puede ser por mucho o por poco.
Pero igual será un triunfo.
Muchos políticos, incluso de Morena, consideran, en corto, que la postulación de Delfina fue un capricho de Andrés Manuel.
Que los tragos amargos que se debieron soportar en la campaña, que concluyó este domingo, pudieron haberse evitado.
Que la duda sobre las cifras, que se desvelará hasta el próximo domingo, pudo haberse eludido, con un candidato carismático.
Tampoco había muchas opciones.
Los otros dos aspirantes que se quedaron en el camino, Horacio Duarte e Higinio Martínez, son del mismo origen y de formaciones políticas muy parecidas.
El gris es también su tono.
Pero se empeñó el Presidente en que fuera Delfina.
Y ganará.
Pero habrá, sin duda, un precio.
Esa elección puede generar hipótesis para Puebla.
Morena es tan fuerte y quedará tan consolidado tras las jornadas electorales del próximo domingo, incluso con una derrota en Coahuila, que puede mandar a cualquier abanderado o abanderada en Puebla.
“Morena gana con cualquiera”, es la premisa.
Imposición o democracia, no importa.
Hombre o mujer da igual.
¿En serio?
En elecciones no hay calcas.
Ni siquiera analogías.
Cada una es distinta.
Esa es la máxima que descuadra la premisa.
(En próximas entregas iremos al análisis de la oposición y también las lecciones que dejará Coahuila).