Tibieza, inmovilidad, contemplación y una cómplice pasividad definen la actuación del Instituto Estatal Electoral (IEE) de Puebla, respecto de las evidentes campañas adelantadas, principalmente, de los aspirantes morenistas, pero de las que no se han podido, ni querido, excluir personajes de otros partidos. Con el pretexto de las lagunas normativas, la autoridad electoral poblana -como en el país, el Instituto Nacional Electoral (INE)- es apenas un florero que ni de adorno es útil.
La capital del estado está tapizada de propaganda proselitista.
En el estado también es abundante.
Pero el proceso formal está muy muy lejos, hasta noviembre.
A pesar de eso, hay ya una evidente falta a las leyes y las normas.
Pero como se requiere una interpretación jurídica, para intervenir, la autoridad ni ve, ni oye y menos actúa.
En el IEE, ante cualquier reclamación directa o en privado que hacen los representantes de los partidos, respecto de los excesos de los aspirantes con su promoción anticipada, ofrece la respuesta de siempre: echa la culpa al Congreso del Estado.
Efectivamente, hay lagunas que debieron atender los diputados y diputadas locales.
No solamente de ésta, la LXI Legislatura.
Sino las anteriores.
La reglamentación de esta propaganda es apenas uno de muchos pendientes.
Hay otros, como la necesidad de reglas más claras sobre la reelección.
Está el caso de los alcaldes y alcaldesas que, como suplentes en la planilla, podrían buscar un tercer periodo al hilo.
Es un tema que ya alertamos.
Ya no queda tiempo, a menos que se concrete antes del 2 julio, lo que se ve complicado, pero tanto la Constitución local, como el Código de Instituciones y Procesos Electorales del Estado de Puebla (Coipep) hubiera venido muy bien un pulido legislativo para 2024.
Con ese pretexto, los consejeros y consejeras del IEE se lavan las manos.
Eso ya fue reprochado desde el Legislativo poblano.
El presidente del Congreso del Estado, Eduardo Castillo, desde abril pasado pidió al IEE sancionar la promoción política en bardas.
No hubo respuesta.
Ha habido amagos de denuncias.
Pero de ahí no han pasado.
En tanto y en medio del caos, no ha habido siquiera un pronunciamiento serio, fuerte y específico del Instituto Estatal.
Nada.
Silencio.
Eso sí, es muy diligente con la presión a medios de comunicación, respecto de lo que publican.
Llama a cuentas y hasta podría suponerse que agrede el derecho a la información y la libertad de expresión, al atender denuncias entre aspirantes.
¿Pero algo ha dicho el IEE de las más de 500 bardas en la capital y zona conurbada?
¿Tiene el Instituto una opinión, al menos técnica, de los espectaculares?
No.
Hay un silencio tibio.
Una inmovilidad.
Este es el IEE que calificará la elección de 2024.
Vaya que debemos preocuparnos.