Sin destellos de autocrítica, con un discurso trasnochado, reciclado de la campaña, en el que culpa al pasado y a la corrupción de todos los males del país, el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció en el mensaje de su Primer Informe de Gobierno constitucional -el que cuenta como su Tercero ante el Pueblo- otra vez muchas promesas, compareció sin datos y, sí en cambio, un muy reiterado “no les voy a fallar”. La inseguridad, asignatura pendiente; el huachicol bajó 94 por ciento; la honestidad, solución balsámica a todo; reconoció que la economía no crece, pero dijo que “hoy es menos injusta la distribución de la riqueza”. Con una visión empañada y miope de la realidad, pasó del “yo tengo otros datos”, al “yo veo otro México”.