Del extravío en sus laberintos, el PAN-Puebla ha pasado a la polvareda de sus ruinas. En la cercanía de las campañas para el proceso extraordinario por la gubernatura, a menos de dos meses, los panistas ni siquiera saben si presentarán candidato. Un día su bisoña presidenta estatal, Genoveva Huerta, anuncia que tiran la toalla y al otro intenta recomponer. La falta de rumbo se ve hasta en la dirigencia nacional de Marko Cortés, quien descalifica al gobierno interino por ser “del PRIMOR”, pero olvida que el mandatario Guillermo Pacheco Pulido tuvo el visto bueno de sus diputados locales y que reconocidos albiazules -nombrados por la fallecida Martha Erika Alonso- están en el gabinete. En tanto, los críticos internos, previendo el derrumbe final, preparan su salida con la creación de un nuevo partido. Todos los elementos del caos habitan hoy en Acción Nacional.