El PRI es un caos y la operación cicatriz que le garantice la unidad en torno a Blanca Alcalá, la candidata aparentemente ya definida, hoy es imposible. La rebelión de los aspirantes y también las batallas por la presidencia del Comité Directivo Estatal (CDE) del tricolor han desatado una guerra intestina. No hay tregua. No hay prudencia.
Sigue complicándose –y de qué manera- la alianza PAN-PRD en el estado de Puebla. Y es que este lunes quedó claro que para las principales corrientes del sol azteca, el asunto rebasa la coyuntura electoral de 2016, y se ha convertido en una verdadera consigna contra las aspiraciones presidenciales del gobernador Rafael Moreno Valle en 2018.
Los priístas poblanos empezaron este año como terminaron el 2015: totalmente confundidos, cansados de los rumores y la falta de señales, oficialmente sin candidata (o candidato) a la minigubernatura y, peor, enfrascados en una lucha soterrada y tras bambalinas, pero intensa y despiadada, por el Comité Directivo Estatal del PRI, que al menos hasta hoy preside la señora Ana Isabel Allende Cano.
Periodista desde 1990, Reportero, Coordinador Editorial, Director y Columnista
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