Al cumplir sus primeros 100 días al frente del ayuntamiento de Puebla, el alcalde Tony Gali Fayad ha tenido tiempo suficiente para medir la capacidad, la experiencia y, sobre todo, el grado de compromiso de los integrantes de su gabinete. Y si bien la mayoría ha cumplido, hay tres, en específico, que sencillamente han resultado una verdadera decepción y hasta un lastre, con el agravante de que están pensando más en su futuro político, que en ofrecer resultados en las dependencias a su cargo.
El trabajo de Lorenzo Rivera Sosa en la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, al igual que el de todos los delegados del gobierno de Enrique Peña Nieto en Puebla, sigue en el total estancamiento y la opacidad; de hecho, a casi año medio del arribo del presidente de la República no se conoce una cifra clara y precisa del número y tipo de acciones que la Sedatu realizará en el estado durante el 2014.
Adeudos millonarios. “Desaparición” de expedientes y arqueos de caja. Vehículos saqueados o “extraviados”. Donaciones “fantasma”. Robo de computadoras y mobiliario. Equipo especializado en pésimo estado. Omisión en entrega de ingresos. Faltantes de chalecos antibalas, radios portátiles y armamento, son sólo algunas de las numerosas irregularidades que le fueron detectadas dentro de los trabajos de la Comisión Transitoria de Entrega-Recepción al ex presidente municipal de Puebla, el panista Eduardo Rivera Pérez, cuyo calvario no, no ha terminado; de hecho, sus pasos, en medio del lodo, lo van a conducir directamente al patíbulo por más que piense lo contrario.
Periodista desde 1990, Reportero, Coordinador Editorial, Director y Columnista
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