Encabezado por su “jefe”, un Pablito Fernández del Campo lamentable, cada vez más cerca de Forrest Gump que de Jesús Reyes Heroles, el PRI insiste en desacreditar la naturaleza de la propuesta legislativa presentada hace unos días para reformar el estatus político y jurídico de las juntas auxiliares del estado de Puebla.
Como ha sido la tónica desde que Fernández está al frente –es un decir- de los priístas poblanos, su oposición al tema nace desde (y por) la ignorancia.
Aunque se afirme lo contrario, lo cierto es que la mayoría de los ediles subalternos no ve con malos ojos la iniciativa que busca definir su naturaleza jurídica, regular la asignación de presupuestos y normar derechos y obligaciones en materia de seguridad pública, entre otros importantes puntos.
Un ejemplo claro de la argumentación estéril del PRI es que nadie puede estar en contra de que las juntas auxiliaries se conviertan en órganos desconcentrados, pues al menos en el municipio de Puebla, el COREMUN ya las considera así.
Los presidentes auxiliares que se han acercado al Congreso del estado han expresado que están de acuerdo con rendir cuentas y en llevar a cabo procesos de entrega-recepción, y la verdad es que no les pesa ceder las facultades policiacas.
De hecho –y hete aquí otra inconsistencia de Pablito y sus secuaces-, 15 de las 17 juntas en Puebla capital, al inicio del actual trienio firmaron, de común acuerdo con el gobierno de Eduardo Rivera Pérez, un convenio mediante el cual cedieron esas atribuciones al ayuntamiento.
Lo que sí les duele, y es lo que más defiende el PRI por inconfesables pero obvias razones, es perder el control del Registro Civil, que como ellos mismos reconocen, históricamente han usado como “caja chica” y principal fuente de financiamiento.
Sin embargo, el tema ni siquiera es materia de la Ley Orgánica Municipal, objeto verdadero de la iniciativa.
Hasta hoy, los presidentes auxiliares gobiernan a su antojo y han hecho lo que han querido con la expedición de actas de nacimiento, de matrimonio y de defunción, sin que además haya certeza jurídica de las constancias que emiten.
Por eso les resulta más que rentable gastarse –en promedio- hasta más de un millón de pesos en sus campañas, pues eso y más, mucho más lo recuperan en unos cuantos meses a través de los cobros arbitrarios que realizan por concepto de Registro Civil.
¿Qué está, pues, defendiendo el PRI y por qué?
Pablito Fernández señala que se trata de una propuesta “electorera”, pero no dice por qué y menos que su partido perdió el control politico de las juntas auxiliares desde hace muchos años.
La última vez que el tricolor sacó renta con el manejo de estos pueblos fue en los comicios que llevaron al ex rector Enrique Doger a la presidencia municipal; desde entonces, los priístas que han sido ediles subalternos se han visto abandonados y hasta afectados por su partido.
En los pasados comicios locales, el PRI se olvidó por completo de las juntas auxiliares, lo que en buena parte explicó la derrota de Enrique Agüera y de todos los candidatos a diputados por esta capital; fue hasta que se presentó una iniciativa para mejorar el régimen de las mismas, que Pablito “Gump” –o Forrest Fernández- se acordó de su existencia.
En fin… Será en los siguientes días cuando el tricolor presente su propia iniciativa y ya se verán sus verdaderas intenciones.
Mientras tanto, en el Legislativo el tema avanza, aunque sin prisas; en todo caso será hasta la próxima semana que se entre realmente al fondo de la discusión.
Por cierto, en su visita a Puebla de hace unos días, para participar en el Primer Encuentro Nacional “Mejores Prácticas en Transparencia’’, el titular de la Auditoría Superior de la Federación, Juan Manuel Portal Martínez, fue entrevistado sobre el asunto y dijo que la reforma a las juntas auxiliares no sólo es positiva, sino necesaria.
***
Y hablando del “dirigente” del Revolucionario Institucional: Fernández del Campo sigue sin pagar salarios a los empleados del PRI estatal.
Por eso últimamente ha andado a salto de mata, escondiéndose de los trabajadores y refugiado en la casita que por el rumbo del Parque España II logró estrenar recientemente gracias al botín que obtuvo con la venta de candidaturas, deporte que practicó y perfeccionó hasta el límite durante el pasado proceso electoral en nombre de Dios y de la familia -rubro singular, revelador, de su verdadera personalidad-
Mientras tanto, el personal del PRI continúa rascándose con sus propias uñas y rogando que el nuevo dirigente del partido cumpla ¡por fin! con el pago de sueldos caídos.
Por lo pronto ya hay una denuncia ante la Junta de Conciliación y Arbitraje contra Pablito, muchacho abusado para los negocios y que ciertamente aspira a coordinar a los diputados de su partido en la próxima Legislatura pero sólo para seguir en lo suyo, lo único que le interesa en la vida: el dinero.