Será en los próximos días cuando se concrete una coalición electoral grande, incluso más grande e importante que la que en 2010 logró sacar al PRI de Casa Puebla.
Únicamente detalles han impedido cerrar el trato para que Movimiento Ciudadano (MC), un partido que hasta hace poco se la había jugado en el plano nacional y local con el proyecto de Andrés Manuel López Obrador, se sume al conjunto de fuerzas que el gobernador Rafael Moreno Valle ha reunido con el único fin de ganar la elección del próximo 7 de julio.
Frente al PRI y su aliado famélico e inútil, el PVEM, la megacoalición luce poderosa y amenazante. Y ni la fuerza de la Secretaría de Gobernación federal, encabezada por Miguel Ángel Osorio Chong, ha logrado tumbarla.
Si no se caen las negociaciones que desde hace medio mes hay con Dante Delgado, el dueño de la franquicia, MC estará sumándose al variopinto grupo de intereses, estructuras y presupuestos conformado ya por el PAN, PRD, Nueva Alianza (Panal), Compromiso por Puebla (CCP) y el neo partido –con profundas raíces marinistas- Pacto Social de Integración (PSI).
Una coalición nunca antes vista en la historia del estado. Un trabuco para cualquiera. Una confederación de operadores, que demuestra de qué va a ser capaz Moreno Valle para vencer en los comicios más importantes de su vida política. Todo, hasta juntar agua y aceite, mezclar a tirios con troyanos, ceder e imponer con tal de asegurarse el control del Congreso y los principales municipios del estado.
No es que Movimiento Ciudadano, el Panal, CPP y PSI sean partidos capaces por sí mismos, o en conjunto, de determinar el rumbo de la elección. Ocurre que reunirlos con el PAN y PRD bajo una sola marca, la de Puebla Unida, tendrá un impacto brutal, mediática y propagandísticamente, en el ánimo del electorado, como ya sugieren las primeras mediciones.
Mientras la alianza PRI-PVEM (Moviendo a Puebla) alcanza hoy una intención de voto de 27%, la megacoalición morenovallista –aun sin la inclusión de MC- registra 46%. Casi 20 puntos de diferencia. En una elección tan competida, como se prevé sea la de este año, no estará de más el punto o los dos puntos que pueda aportar el partido de Dante.
Pero además, tanto MC como los otros minipartidos cumplirán una función muy especial: cachar a los resentidos del PRI que no lograrán ser candidatos a ediles y diputados, haciendo todavía más grandes las fracturas regionales que ya se perciben al interior del Revolucionario Institucional.
La megacoalición va en serio. Y priístas y verdeecologistas cometerán un error similar al de 2010 si la minimizan o piensan que no tendrá impacto. Puede que la tarde-noche del domingo 7 de julio empiecen a arrepentirse de su soberbia y ceguera.