No habla.
No opera.
No coordina.
No pesa.
No influye.
No decide.
No escucha.
No sabe nada.
No sube a tribuna.
No presenta iniciativas.
Y peor todavía: ahora no llega a las reuniones trascendentales de su bancada.
Más que un fantasma, el diputado por San Martín Texmelucan, Carlos Sánchez Romero, ha resultado ser un verdadero bulto en San Lázaro.
Nada más hay que preguntarle a su coordinador, Manlio Fabio Beltrones, lo que opina de este joven aprendiz, sin oficio político ni la más remota idea del trabajo legislativo, ni de la agenda prioritaria de Los Pinos.
El martes, Carlos Sánchez se ausentó –por sus pistolas- de la sesión en un día clave para los intereses de Beltrones y del presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Y es que se votaría para aprobar o desechar un acuerdo de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) que volvía rotatoria la presidencia de la Comisión Monex y en primer turno la ponía en manos del priista José Rangel Espinosa.
Sin embargo, la oposición en la Cámara de Diputados rebasó al PRI, PVEM y Panal, y únicamente por tres votos de diferencia.
Uno de los tres votos que faltaron fue el de Carlos Sánchez Romero, quien así contribuyó a la derrota de Manlio Fabio y sobre todo a que éste quedara mal, muy mal, con el presidente.
Gracias al diputado de Puebla el espinoso caso Monex no sólo sigue vivo y coleando, también la comisión que se encargará de seguir con la investigación de uno de los capítulos más oscuros del proceso electoral 2012, está en manos de un diputado de la oposición, el perredista Roberto López Suárez.
Las crónicas periodísticas no dejan a lugar a dudas de la frustración del PRI y de Manlio Fabio Beltrones:
“Antes de que subiera el último diputado a hablar en contra de la rotación de la presidencia de la comisión Monex, Ricardo Mejía Berdeja, el presidente de la Mesa directiva, el priista (Francisco) Arroyo Vieyra, dijo ante el micrófono que era el último orador y que en lo inmediato se pasaría a la votación. Alertaba así a los diputados del PRI a que estuvieran presentes y no perder la votación.
“Sin embargo, el llamado no fue suficiente, pues ni con los votos del PVEM y del Panal el PRI logró ganar. Cuando el tablero terminó con los números 230 contra 233 perredista, panistas, petistas y del movimiento ciudadano estallaron en júbilo. La oposición seguirá teniendo la presidencia de la comisión Monex”.
Uno de los tres diputados que no estuvieron presentes y que omitieron el llamado de Arroyo Vieyra fue el multicitado Carlos Sánchez, muy cercano por cierto a otro igual de cercano al caso Monex: el poblano Jorge Estefan Chidiac, ex secretario de Finanzas del CEN del PRI.
Cuentan que Beltrones no está enojado, sino lo que le sigue con el susodicho, quien ni se inmutó tras el resultado de su negligencia.
Edil –con licencia- de San Martín Texmelucan, de ingrato recuerdo para los habitantes de ese municipio, Carlos Sánchez se dice coordinador del grupo de diputados del PRI por Puebla en San Lázaro, pero en los hechos es el Diputado No.
No se ha cansado de demostrarlo.
Y es que no habla.
No opera.
No coordina.
No pesa.
No influye.
No decide.
No sube a tribuna.
No presenta iniciativas.
No escucha.
No sabe nada.
No se da cuenta de nada.
En otras palabras: no existe.
Y si no, que lo diga “Don Beltrone”.